Grupos criminales de México se están dirigiendo a Australia, donde los altos precios de las metanfetaminas atraen a traficantes dispuestos a negociar un viaje largo y difícil con otras mafias.
La evidencia del sorprendente vínculo se conoció a comienzos de este año, cuando las autoridades de Estados Unidos, en colaboración con sus homólogos australianos, decomisaron un cargamento récord de 1,7 toneladas de metanfetaminas y menores cantidades de heroína y cocaína.
Las sustancias iban ocultas en un cargamento de altavoces en un puerto marítimo de California, cuyo destino era la ciudad portuaria de Melbourne en Australia. Expertos consultados por InSight Crime afirmaron que era probable que los narcóticos procedieran de México.
Este es el mayor decomiso de drogas en la historia de Australia, con un valor estimado de US$1.290 millones, según un comunicado oficial de la Policía Federal Australiana.
Cuatro personas, dos estadounidenses y dos australianos, fueron detenidos en Melbourne después de los decomisos. Las autoridades confiscaron otros 6,5 kilogramos de metanfetaminas y miles de dólares en efectivo, que según creen los investigadores, son producto de la venta de drogas desde sus casas.
Australia alberga un mercado de narcóticos grande y muy rentable, en particular en el nicho de las drogas sintéticas. Su tasa de consumo de metanfetaminas es de las más altas del mundo. También conocidas como meta, azul, hielo y cristal, las metanfetaminas son un estimulante altamente adictivo.
Este decomiso de metanfetaminas es el segundo mayor en dos años. En diciembre de 2017, las autoridades del estado de Australia occidental incautaron 1,3 toneladas del narcótico.
Expertos consultados por InSight Crime en Australia y Estados Unidos señalaron al Cartel de Sinaloa como el eslabón mexicano en esta cadena ilegal. Un informe de 2017 de la Administración para el Control de Drogas (DEA) decía que la mayoría de las metanfetaminas que circulan en Estados Unidos se producen en México.
Altos precios en las calles
A un hemisferio de distancia, pocos pensarían en Australia como destino de la droga mexicana, pero los altos precios en las calles han hecho del país un mercado atractivo.
Un gramo de metanfetaminas que valdría entre US$100 y US$400 en Estados Unidos puede llegar al doble en Australia, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD).
“Estamos pagando unos de los precios más altos por drogas del mundo y ese es el imán. Ese es nuestro problema”, advertía el subcomisionado de la Policía Federal Australiana para el crimen organizado Bruce Hill en entrevista con The Sydney Morning Herald.
Según el más reciente Programa Nacional de Monitoreo de Drogas en Aguas Negras de la Comisión de Inteligencia Criminal del país, se estima que los australianos consumen más de 9,6 toneladas de metanfetaminas, 4 toneladas de cocaína, 1,1 toneladas de éxtasis y más de 700 kilogramos de heroína al año.
El volumen de metanfetaminas que ingresan ilegalmente a Australia se mantuvo en unos 200 kilogramos anuales hasta 2017, comentó Hill.
“Luego vimos un enorme incremento, a 1,2 toneladas, luego a 1,3 toneladas”, comentó. “Existe una sobreoferta [de metanfetaminas] para Estados Unidos y se está redireccionando hacia Australia y otros países”.
La masiva industria marítima en Australia también es vulnerable a los traficantes de narcóticos. Según una investigación de la emisora de radio australiana 7 News, alrededor de siete millones de grandes contenedores pasan anualmente por los muelles del país. Se estima que menos de 15.000 de esos contenedores se abrieron para inspección entre 2013 y 2014.
La estación de noticias también informó que la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) reveló que se usaban pequeños aeroplanos y aviones de doble motor para el transporte de narcóticos en Australia, y supuestamente se ofrecía a los pilotos hasta US$500.000 por el transporte de 500 kilogramos de cocaína a lugares remotos sin vigilancia de las autoridades.
La conexión mexicana
Australia ha sido por largo tiempo un punto de destino de drogas, comenzando con los narcotraficantes colombianos que dirigieron su atención al país hace 30 años, comentó Anthea McCarthy-Jones, experta en crimen y catedrática de la Universidad de New South Wales.
El reciente repunte de las drogas mexicanas, sin embargo, es resultado de “una colaboración entre el crimen organizado chino y el mexicano”, señaló McCarthy-Jones a InSight Crime.
“Los grupos mexicanos no vienen a Australia para abrir su negocio”, agregó. “Vemos que ellos se están conectando con expendedores de esta región, que tienen nexos en China y el Pacífico. Los usan para facilitar su parte del trabajo, como un negocio”.
Australia ha invertido mayores recursos en un intento por detener el flujo de drogas a las ciudades del país, lo que incluye un trabajo más estrecho con hómologos de Estados Unidos y el emplazamiento permanente de un agente de la Policía Federal Australiana en Centroamérica para entender mejor la dinámica criminal en la región.
John Coyne, jefe de seguridad fronteriza del Australian Strategic Policy Institute, señaló que los carteles mexicanos no tienen infantería en el terreno en Australia, lo que significa que deben trabajar con otros grupos.
“Vemos constantemente una creciente sofisticación en la manera como llevan sus operaciones”, dijo a InSight Crime. “Buscan mercados nuevos con un buen potencial de crecimiento y se adaptan a su forma de trabajo para llevarse una tajada”.
El poderoso cartel de Sinaloa es la conexión mexicana más probable en esta cadena ilegal. El grupo tiene la mayor penetración internacional, capacidades de producción de narcóticos a escala masiva, y una sofisticada red logística. El cartel de Sinaloa tiene nexos de larga data con China, especialmente como comprador de químicos precursores necesarios para la producción de drogas sintéticas.
Pero los grupos criminales de México, como el cartel de Sinaloa, necesitan intermediarios para llevar la droga a Australia, y los expertos señalan que esos intermediarios son los nuevos actores emergentes en el negocio.
“La pregunta que interesa es quiénes son los intermediarios, cómo se ven, cómo podemos identificarlos”, apuntó McCarthy-Jones. “Ir tras ellos será aún más importante que enfrentar a los carteles. Sin los intermediarios, las redes simplemente se desintegrarán”.