Una corte federal de Estados Unidos ha condenado a cadena perpetua al excapo del Cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, pero aunque el narcotraficante ha salido de escena, no hay asomo de un orden criminal en México, y por el contrario la violencia ha resurgido.
Joaquín Guzmán Loera, más conocido como “El Chapo”, pasará el resto de su vida tras las rejas después de que el juez Brian Cogan dictara una sentencia de cadena perpetua, y 30 años más, que deberá cumplir en una prisión federal, según lo anunció la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA) el 17 de julio.
En febrero de 2019, Guzmán Loera fue hallado culpable de los 10 cargos contenidos en la acusación federal en su contra, que incluyen narcotráfico y liderazgo de una empresa criminal de manera continua, con una pena mínima obligatoria de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
En el transcurso del juicio, que se extendió por tres meses, los fiscales señalaron que el capo del Cartel de Sinaloa recurrió a la corrupción generalizada para traficar a Estados Unidos más de 1,2 millones de kilos de cocaína y otras drogas, utilizando la violencia extrema para construir su imperio narcotraficante, lo que supuestamente le permitió acumular ganancias por miles de millones de dólares.
Las autoridades piden confiscarle al excapo más de US$12.000 millones en activos. Sin embargo, aún no han encontrado ni un centavo de la presunta fortuna de Guzmán Loera.
Guzmán Loera, quien se encuentra recluido en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, probablemente será enviado a una prisión de máxima seguridad en Colorado, conocida como ADX Florence, la prisión más segura de Estados Unidos, que ha sido apodada el “Alcatraz de las Montañas Rocosas”.
Tras el fallo, el abogado Jeffrey Lichtman hizo comentarios ante la prensa y señaló que el juicio había sido “un espectáculo”. La defensa planea apelar el fallo, según informes que se conocieron dentro del tribunal.
“Ya que el Gobierno me enviará a una cárcel donde se olvidarán de mi nombre, tomo la oportunidad para decir que aquí no hubo justicia”, al parecer dijoGuzmán Loera, como parte de una declaración de 15 minutos ante el juez Cogan.
Los fiscales, por otro lado, dijeron ante la prensa que “el largo camino que llevó a El Chapo Guzmán desde las montañas de Sinaloa al tribunal fue pavimentado con muerte, drogas y destrucción, pero acabó hoy con justicia”.
Análisis de InSight Crime
Esta sentencia de cadena perpetua no es sorprendente. En este proceso, denominado por algunas personas como “el juicio del siglo”, el excapo del Cartel de Sinaloa fue el “principal objetivo” de las autoridades de Estados Unidos y México, que ven esta condena como una victoria en la inútil “guerra contra las drogas”.
Sin embargo, a pesar de que Guzmán Loera esté recluido, la guerra contra las drogas se sigue librando y el Cartel de Sinaloa continúa disputándose el primer puesto de la criminalidad mexicana con el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Quizá este sea “el fin de uno de los líderes criminales más importantes del mundo, pero no es el fin de su organización [criminal]”, afirma Amalia Pulido Gómez, investigadora de posdoctorado en el Colegio de México.
De hecho, otro capo de la vieja guardia del cartel que no ha pasado ni un solo día en prisión, Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, sigue evadiendo a las autoridades mientras coordina las operaciones diarias de la organización y dirige a los hijos de Guzmán Loera, conocidos como “Los Chapitos”.
Pero aun sin El Chapo, México es hoy en día más violento y su criminalidad está más fragmentada que nunca. La tasa de homicidios en el país superó todos los récords en 2017 y 2018, y una vez más está a punto de alcanzar niveles sin precedentes hacia finales de 2019.
Precisamente el año pasado, un choque por el control del robo de petróleo dejó como resultado más de 50 muertos durante cinco días de enfrentamientos en el centro de México. A principios de este año, la violencia de los carteles dejó otros 30 muertos en una batalla de dos días por el control de las rutas de tráfico en la frontera entre Estados Unidos y México.
Con todo, “Los capos [como El Chapo] tienen que ser derribados”, como dijo el analista de seguridad Jaime López en una declaración a InSight Crime.
“El encarcelamiento de El Chapo en Estados Unidos es un hecho positivo para México”, afirma López. “La impunidad habría dado lugar a todo tipo de incentivos [para otros criminales]”.