Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil han desarticulado un clan familiar dedicado al tráfico de marihuana que operaba desde el Prat de Llobregat (Barcelona). A los detenidos se les imputan delitos contra la salud pública, fraude del fluido eléctrico, pertenencia a grupo criminal y tenencia de armas. Habían excavado bajo una vivienda una plantación, a la que se accedía al levantar el plato de la ducha.
Se trata de seis hombres y una mujer, de edades comprendidas entre los 22 y los 53 años, de nacionalidad española excepto en el caso de uno de los arrestados que tiene nacionalidad marroquí. Durante el dispositivo también se detuvo a una mujer que tenía una orden de detención e ingreso en prisión pendiente.
Esta investigación se generó a partir del conocimiento que la Guardia Civil tuvo de un envío de marihuana con destino a Holanda. La persona que hacía el envío se desplazaba con un vehículo que estaba siendo investigado por los Mossos por su parte y que pertenecía a uno de los líderes del clan.
El líder, aspirante a político municipal
El pasado 19 de junio se llevó a cabo el operativo policial conjunto para desarticular al grupo organizado. Se llevaron a cabo siete entradas y registro, seis en El Prat y una en Abrera, seis de las cuales simultáneas. Durante el registro se detuvo a siete personas, seis hombres y una mujer. Como hecho anecdótico cabe destacar que uno de los líderes del clan se había presentado a las últimas elecciones municipales bajo el paraguas de una agrupación local.
Los agentes localizaron en el interior de los domicilios tres armas de fuego cortas, una de las cuales del calibre 45, dos de simuladas, numerosos cartuchos de munición, un millar de plantas de marihuana, cuatro vehículos y unos 10.000 euros.
Las plantaciones disponían de una instalación eléctrica desde donde pinchaban la luz y alimentaban de energía las luces térmicos además de extractores y aires acondicionados.
Ante los indicios de que hubiera una plantación de marihuana en un inmueble en una calle donde ya se habían hecho tres de los registros se pidió una orden judicial para llevar a cabo una séptima entrada. Una vez dentro los policías localizaron la plantación en un escondite oculto en un sótano que se había construido expresamente para tener plantaciones de marihuana. El clan había diseñado ese espacio, excavado expresamente bajo del inmueble, por lo que su entrada se ocultaba debajo de un plato de ducha de 200 kilos de peso y que se accionaba automáticamente.
El sótano estaba compartimentado en tres espacios de unos 15 metros cuadrados y con una altura de 2,5 metros por lo que garantizaban que las plantas pudieran crecer en altura. En este último registro se encontró otra arma corta de aire comprimido y una plantación interior con 710 plantas de marihuana.