El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hace unas semanas hizo referencia a la serie Dopesick de Hulu en su conferencia mañanera. La serie nos cuenta la historia de la epidemia de opiáceos en los Estados Unidos, desde la creación de la píldora Oxycontin hasta una histórica batalla legal en la que Purdue Pharma admitió promocionar engañosamente su medicamento como menos adictivo que otros opiáceos recetados. La tesis de la serie, basada en el libro de la periodista Beth Macy, pone en la raíz de esta crisis al analgésico Oxycontin, fabricado por la familia Sackler.
Más allá de la histórica relación de Estados Unidos con los de opioides que data de más de 100 años, en los últimos años se ha desatado una epidemia ha afectado a millones de personas en todo el país y se estima que más de 800,000 personas han muerto por una sobredosis de estas sustancias. La serie Dopesick sigue a varios personajes, desde ejecutivos de Purdue Pharma y fiscales federales, hasta un médico de los Apalaches y sus pacientes con dolor. El uso ilegal de opioides recetados se ha convertido en una epidemia en los Estados Unidos debido en gran parte a su papel en el alivio del dolor crónico. El dolor crónico es en sí mismo un grave problema de salud pública en los Estados Unidos.
Y es que son muchos los factores han contribuido al aumento del consumo de drogas en los Estados Unidos. El problema no está relacionado con la juventud o la pobreza. Personas de todas las edades y niveles de ingresos las consumen y luchan contra algún tipo de trastorno por el uso de estas sustancias.
Un impulsor definitivo de esta epidemia de opioides sucede cuando los usuarios pasan de abusar de medicamentos recetados a alternativas ilícitas, como la heroína. Al reconocer una oportunidad lucrativa, los cárteles mexicanos y narcomenudistas estadounidenses han cambiado sus modelos comerciales para abastecer este mercado.
El consumo de drogas ha prevalecido en la sociedad estadounidense desde mediados de 1880, cuando la morfina se comercializaba entre los consumidores como medicamentos curativos. La fracasada guerra contra las drogas comenzó con la Ley de Sustancias Controladas en 1970, y desde entonces, los presidentes han reforzado y expandido sin éxito las políticas antidrogas de Nixon. Según el Centro Nacional de Estadísticas sobre el Abuso de Drogas (NCDAS), casi 32 millones de personas (el 11,7% de la población) consumían activamente drogas a partir de 2021, siendo la marihuana, los estimulantes y analgésicos recetados y las metanfetaminas las drogas más populares. Agregando el consumo de alcohol y tabaco, más del 60% de la población de los Estados Unidos usan activamente algún tipo de sustancia.
Según las mismas cifras del NCDAS, 2,9 millones de personas en Estados Unidos consumen analgésicos recetados, 2,2 millones anfetaminas, 2,1 estimulantes recetados, 957 mil heroína, 638 mil cocaína y 319 mil sedantes recetados. Las leyes y políticas públicas han aumentado las detenciones y población carcelaria, mientras que los números de adictos han ido en aumento.