Malgastó Su Herencia Familiar En Drogas Y Ahora Vive De Limosnas

Una mujer británica gastó la herencia que le dejó su padre adoptivo en un tiempo récord de 14 meses. Ahora pide limosna frente a las puertas de una iglesia y enfrenta cargos ante la ley.

Lorna Webb es una británica, de 51 años de edad y madre de dos hijos, quien ahora vive en la calle después de recibir una herencia familiar que le dejó su padre adoptivo valorada en 330 mil dólares.

¿Su perdición? El consumo de heroína la llevó a gastar en un tiempo récord de 14 meses, más de 700 dólares diarios en la compra de la droga que compartía con sus amigos adictos. Desde hace 3 años vive en la calle Mill Road de la ciudad de Cambridge, Reino Unido, donde enfrenta problemas con la ley por su comportamiento delictivo.

La mujer, que ahora pide limosnas frente a las puertas de la iglesia San Bernabé, sumió su vida en una adicción que la dejó en bancarrota. Su erróneo concepto de “generosidad” para derrochar su dinero la hizo presa de la pesadilla que ahora vive al no tener ni una casa donde pasar sus últimos años de vida.

¿A DÓNDE SE FUERON LOS DÓLARES?

Todo cambió al saber que era propietaria de una pequeña fortuna. «No había forma de que dejara las drogas. Empecé a vivir una vida loca. Me la pasaba con mis amigos, todos adictos. Le pagaba las cuenta del consumo de mis amigos cuando a ellos les falta dinero», relata la mujer hoy día.

Los “amigos” que en ese entonces la acompañaban, solo estuvieron mientras duro el dinero heredado. Quedó completamente sola y con problemas de salud que la llevaron a perder mucho peso y a padecer colapsos nerviosos.

“Perdí mucho peso, el consumo de heroína me eliminaba el deseo de comer. Todo lo que me pasaba comenzó a afectar a mi cuerpo. Pronto el cambio de mi apariencia impidió que alguien me alquilara una habitación”, relata la mujer en sus confesiones, reseña The Sun.

SU CASA: LA CALLE

Una vida marcada por una separación marital y problemas de la infancia, dejaron a Lorna Webb en el abandono total. Sus hijas, Sasha y Faith, no las ve desde que cayó en la adicción a las drogas y esta separación forzada lo que precisamente más lamenta de su nueva vida en la calle.

Además enfrenta cargos por robo y por golpear a un trabajador de la municipalidad en estado de ebriedad. Esa conducta le prohíbe circular por la calle Mill Road durante dos años, según sentencia de un juez de la localidad.