Investigador Del IPN Estudia Tratamiento Con Cannabis Para El Parkinson

Benjamín Florán Garduño, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV), está desarrollando un tratamiento a base de cannabis que podría inhibir los efectos de la enfermedad de Parkinson.

Benjamín Florán Garduño, investigador del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav, se ha dedicado a entender el papel de los cannabinoides, ya sean endógenos (producidos en el organismo), naturales (provenientes de las plantas del género Cannabis) o sintéticos, sobre la actividad motora, con el fin de identificar a nivel experimental opciones terapéuticas para los pacientes con párkinson.

Los receptores a cannabinoides están localizados en nuestro sistema nervioso central, principalmente en los ganglios basales del cerebro encargados de controlar el movimiento voluntario y los cuales resultan afectados por la enfermedad de Parkinson.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que se caracteriza por movimientos lentos, temblor en reposo, rigidez e inestabilidad postural y que afecta a una de cada 100 personas mayores de 60 años.

Y pese a que ya existen tratamientos para esta enfermedad, a mayoría pueden tener efectos secundarios a largo plazo como el movimiento involuntario anormal y trastornos gastrointestinales. 

El investigador especialista se ha enfocado en el receptor llamado GPR55, localizado de manera amplia en el sistema nervioso central, el cual farmacológicamente puede ser activado por algunos cannabinoides y con ello liberar un neurotransmisor conocido como GABA, involucrado de forma directa o indirecta en la mayoría de las funciones cerebrales, entre ellas el movimiento.

Sin embargo, ahora se tiene que evaluar si la activación de este receptor, a partir de cannabinoides, promueve el movimiento en un modelo animal de enfermedad de Parkinson, de probarse este efecto GPR55 sería el primer blanco terapéutico no dopaminérgico para tratar este trastorno neurodegenerativo. 

“La idea es aumentar tanto la esperanza de vida de las personas como la calidad. En especial porque cuando los síntomas de la enfermedad de Parkinson se presentan cerca del 80 por ciento de las neuronas dopaminérgicas están dañadas”, expresó Florán Garduño.