Banqueros, contadores, ingenieros en informática y no tienen nada de marginales. También adoran la marihuana y quieren invertir y trabajar en el sector del cannabis.
Un centenar de ellos participaron esta semana en Nueva York en el taller «Cómo invertir en el cannabis», al margen de un salón profesional consagrado a este sector en pleno boom, con unos 7.000 millones de dólares de facturación aguardados este año.
Entre estos estudiantes figuraban Mark Giannone y su hijo Justin, residentes del vecino estado de Nueva Jersey.
«Realmente adoramos esta planta, queremos implicarnos en esta industria, sentimos que hay mucho más para explotar que solo el uso recreativo», explica Justin, un ingeniero experto en ciberseguridad, de 31 años.
«Venimos a informarnos. La industria aún es muy incierta, no quiero jugar a la ruleta», agrega Mark, de 60 años, contador.
El proyecto de Patricia, que no quiere revelar su apellido porque «trabaja para el gobierno federal», es más avanzado: esta mujer de 33 años espera abrir este año con su marido banquero un dispensario en Connecticut.
Tanto el estado de Connecticut como Nueva Jersey legalizaron el uso médico del cannabis. Pero sus autoridades solo atribuyen permisos
Desde que Colorado legalizó la marihuana de uso recreativo en 2012, siete estados estadounidenses le siguieron el paso, entre ellos California y Massachusetts, además de la capital federal, Washington.
El uso del cannabis con fines terapéuticos ya está autorizado en 29 estados, más la capital federal.
Los aprendices de empresario esperan que a pesar de los ultraconservadores del gobierno de Donald Trump, como el fiscal general Jeff Sessions, el sector continuará esta curva ascendente pronosticada por los expertos, que apuestan por un mercado de 23.000 millones de dólares para 2020.
Y aguardan que de aquí a unos años, una mayoría de estados habrá legalizado el uso recreativo, empujando al gobierno federal a revisar su posición y a otros países como los europeos a dar el paso.
«Vemos cada vez más profesionales nada marginales, venidos del mundo de las finanzas, de las grandes empresas del mundo agrícola o de la ciencia, comprometidos con el sector», cuenta Karson Humiston, jefa de la consultora de reclutamiento especializado Vangst, que viajó desde Denver al salón de Nueva York.
«Recibimos 500 curriculum vitae por día, gente de todo el país, que ven una posibilidad de mejorar sus ingresos o su carrera y que también muchas veces son apasionados del tema», dice esta empresaria de 24 años.
«Podríamos creer que estamos en el Silicon Valley cuando la industria de la alta tecnología recién despegaba», añadió.
Pero Nichole West, basada en Denver y animadora de uno de los talleres de la semana, no esconde las dificultades del sector.
Las reglas de los estados que han legalizado la marihuana son muy variables y muchas veces confusas, lo cual crea una enorme incertidumbre para las empresas, explica.
Aunque la proporción de estadounidenses que está a favor de la legalización no deja de crecer -eran 61% en abril pasado, según un sondeo de CBS News- muchos siguen considerando al cannabis como una droga peligrosa. Una hostilidad que hay que respetar para ser exitoso, advierte West.