El lanzador Dock Ellis es uno de los personajes más icónicos de la era de los años 70 del béisbol estadounidense, no solo por su talento en el montículo, sino también por su historia personal. La fama de Ellis no solo se debe a su habilidad para lanzar bolas rápidas y precisas, sino también a su actuación en un juego en 1970 bajo la influencia del LSD.
Ellis es recordado por lanzar un juego sin hit ni carreras contra los Padres de San Diego el 12 de junio de 1970, después de haber tomado LSD. La historia de este juego ha sido contada y recontada en la cultura popular, y ha sido objeto de controversia y debate.
De hecho, la veracidad de la historia ha sido cuestionada por algunos, pero para otros, es parte de la leyenda de Dock Ellis. La historia fue contada por primera vez en 1984 por el propio Ellis en una entrevista para The Pittsburgh Press. Según su relato, él y un amigo consumieron LSD la noche anterior y durante el día del partido, lo que le llevó a tener alucinaciones y dificultades para ver la pelota.
A pesar de esto, Ellis logró lanzar un juego sin hit ni carreras, lo que es una hazaña impresionante en cualquier circunstancia. Ellis dio ocho bases por bolas y ponchó a seis bateadores, con la ayuda de una sólida defensa de sus compañeros de equipo. El receptor del equipo, Jerry May, incluso puso cinta brillante en sus dedos para ayudar a Ellis a ver sus señales.
Sin embargo, la experiencia de Ellis durante el juego no fue fácil. En una entrevista posterior, Ellis describió cómo las alucinaciones y la falta de coordinación le afectaron durante el partido. «Recuerdo haber golpeado a algunos bateadores y las bases llenándose algunas veces. A veces la bola se hacía pequeña, a veces grande, a veces veía al catcher y a veces no», dijo.
Aunque Ellis nunca volvió a tomar LSD durante su carrera, su historia sigue siendo un tema de interés para muchos aficionados al béisbol. Es un recordatorio de la contracultura de los años 70 y de cómo las drogas psicoactivas eran parte de la vida diaria de muchos jóvenes en ese momento.
En cualquier caso, la carrera de Ellis fue impresionante por derecho propio. Jugó para varios equipos a lo largo de su carrera, incluyendo los Piratas de Pittsburgh, con quienes ganó la Serie Mundial en 1971. También fue un All-Star en 1971 y un jugador respetado por sus compañeros de equipo y oponentes por igual.
A pesar de su legado en el béisbol, Ellis también tuvo una vida personal difícil. Luchó con problemas de adicción y tuvo problemas de salud más tarde en la vida. Murió de cirrosis hepática en 2008 a la edad de 63 años.