COMER O FUMAR HIERBA: ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

Fumar hierba tiene unos efectos bastante previsibles y son más fáciles de controlar. Los alimentos pueden provocar colocones bastante intensos, que a algunos les encantan, pero su aparición es menos predecible. Si estás pensando en colocarte con alguna receta, antes deberías conocer algunos trucos para mejorar tu experiencia.

Hay multitud de métodos de consumo de cannabis para garantizar que las cantidades deseadas de cannabinoides lleguen a tu flujo sanguíneo. Las dos formas principales de alcanzar esto consisten en la inhalación del humo de la combustión de la hierba a través de diferentes mecanismos, como una pipa, bong, porro o blunt, o mediante la ingesta de diversos alimentos que contengan cannabis. Con los avances en este sector, dichos alimentos incluyen casi cualquier tipo de comida que puedas imaginar, como galletas, bizcochos, pasta, sandwiches, dulces, helado, café, vino o curry. La lista es interminable. Con todas esas opciones la variedad es casi infinita. Todos estos métodos tienen sus ventajas e inconvenientes, pero en lo que más se diferencian es en el tipo de efectos que te hacen experimentar. Analicemos qué aspectos influyen en estas diferencias y cuál es la vía de consumo que podría ser más beneficiosa para cada persona.

ABSORCIÓN

Cualquiera que haya probado a fumar hierba y comido alguna vez algún alimento con cannabis, será consciente de la diferencia de potencia que se aprecia. Los alimentos tardan más en actuar, pero cuando lo hacen, sus efectos parecen ser mucho más potentes. Podrías preguntarte porqué comerte un puñado de golosinas cannábicas te colocan mucho más que una serie de caladas a un bong o unos cuantos porros. La respuesta es que el efecto depende de la forma en que los cannabinoides son absorbidos por el cuerpo. Cuando se fuma o se vaporiza, el THC sigue una ruta mucho más directa hacia el cerebro. Cuando se ingiere, el THC presente en el cannabis se metaboliza en el hígado, donde se convierte en 11-hydroxy-THC. Este metabolito tiene una gran capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica y por lo tanto provoca un efecto mucho más intenso y potente.

INICIO, DURACIÓN Y POTENCIA

Cuando fumas o vaporizas tu hierba, los efectos se pueden sentir casi inmediatamente tras la primera calada. Dependiendo de la variedad y la cantidad que hayas fumado, podría tratarse de un efecto relajante, eufórico, creativo o incluso vigorizante. Estos efectos empiezan a reducirse y desaparecen en la siguiente hora, aproximadamente. Debido a ese rápido arranque, prácticamente puedes ser consciente de la cantidad de THC que estás consumiendo y del punto en que sería demasiado y deberías parar o tomarte un descanso. Por estas razones, es mucho más fácil controlar la dosis de THC que estás consumiendo.

Con los alimentos es una historia completamente diferente. Dado que los alimentos se someten a un proceso más largo en el cuerpo hasta que se dejan sentir, pueden pasar entre media hora y dos horas hasta que los efectos psicoactivos hacen acto de presencia y son perceptibles. Tras la patada inicial, los efectos pueden durar hasta varias horas. Debido a este considerable plazo de tiempo desde que se ingiere el cannabis hasta que se sienten los efectos, es realmente fácil excederse. Quizás haya pasado ya una hora, y dado que todavía no se aprecian efectos, el consumidor puede asumir que necesitará comer 2 o 3 porciones más. Luego, en un par de horas, lo que creía que iba a ser un viaje ligero y relajante, se convierte en una experiencia muy intensa, casi psicodélica, para la que probablemente no estaba mentalmente preparado.
Esto es especialmente habitual entre aquellos que tienen poca experiencia con comestibles cannábicos. Al ingerir alimentos con cannabis, se recomienda empezar con dosis pequeñas y ser paciente, no forzar la situación. Ingiere una dosis que creas conveniente para ti y espera a sentir los efectos antes de decidir si debes seguir consumiendo más.

DIFERENCIAS EN LA DOSIFICACIÓN

En lo que respecta a la dosificación de alimentos, 10 miligramos se considera la unidad o la dosis recomendada de THC, al menos en el estado de Colorado. Puede ser útil servir y consumir porciones iguales para evitar excederse con la dosis. Por ejemplo, una tableta de chocolate cannábico puede contener 100 miligramos de THC divididos en 10 onzas. Esto hace realmente sencillo saber la cantidad que vas a ingerir, siempre que el alimento proceda de una fuente fiable y comprobada. Dicho esto, no se debería asumir que los comestibles se tengan que administrar en dosis de 10 miligramos cada vez. Existen multitud de otros factores que pueden afectar a su potencia. Por ejemplo, comer alimentos cannábicos con el estómago vacío puede potenciar los efectos que experimentarás. Además, el peso corporal puede ser otra variable que influya en esta relación.

Se ha sabido, que hasta dispensarios profesionales están encontrándose con dificultades para conseguir fiabilidad en sus productos comestibles. En algún caso, los clientes declaran que el mismo producto produce experiencias de intensidad variable cada vez que lo prueban. Se están proponiendo ciertas normativas para intentar crear productos fiables y consistentes, aunque no deja de ser una razón más para ser cautelosos con los alimentos, empezar con dosis reducidas y tener paciencia hasta que hagan efecto.

FUMAR VS. INGERIR: ¿QUÉ ES MÁS SANO?

Fumarse un buen porro o blunt es en ocasiones extremadamente relajante y casi un ritual. El proceso de liarlo es bastante reflexivo y ponerse cómodo y disfrutar de un porro con tus amigos mientras las conversaciones fluyen no tiene precio. Sin embargo, hay una preocupación creciente acerca de la inhalación de los residuos de la combustión, que pueden ser tóxicos y cancerígenos. Esto todavía no se ha estudiado con suficiente profundidad, así que no es posible sacar conclusiones certeras en estos momentos. Aunque también se baraja la teoría de que las propiedades anticancerígenas de la planta del cannabis pueden combatir este efecto. En cualquier caso, muchos fumadores se están pasando a la vaporización de hierba debido a la ausencia de combustión y sus subproductos potencialmente dañinos.

En lo que respecta a los alimentos, obviamente no se produce ningún tipo de combustión. Sin embargo, el tipo de receta que se utilice para ingerir cannabis influye en las consecuencias para la salud del consumidor. Por ejemplo, comer bizcochos, tartas y galletas constantemente sin duda es delicioso, pero no se trata precisamente de la comida más nutritiva del mundo. Por otra parte, existen alternativas para elaborar comidas y aperitivos sanos enriquecidos con cannabinoides, como el guacamole, mientras podrías utilizar cannabutter para aliñar ensaladas o freír patatas. Realmente las opciones son infinitas.

EXCESOS

Si ya has fumado demasiado, lo más probable es que simplemente no puedas seguir haciéndolo, dejarás el porro a medias descansando en el cenicero y te echarás una profunda siesta reparadora en el sofá. Si te has pasado con la dosis ingerida, la historia podría ser bien distinta. Quizás no estabas preparado para los aluviones de efectos que no paran de llegar. Si este es el caso, quizás lo más importante es no entrar en pánico. Siéntate, concéntrate en respirar profunda y controladamente y relájate. Lo único que tienes que pensar es que en una o dos horas te habrás recuperado y te encontrarás perfectamente.

Fuente: Royal Queen Seeds