“Aunque existe un importante historial sobre cómo se cultiva, todavía no hay muchos datos reales de seguimiento de los materiales disponibles como evaluaciones agronómicas, ciclos de cultivo, reproducción o cruces del cannabis”, afirmó el profesor Fabio Ancízar Aristizábal Gutiérrez, del Departamento de Farmacia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en Agroexpo 2019.
Durante el foro “Bioprospección de cannabis: avances y retos desde la academia” –uno de los eventos más concurridos de esta versión de la feria–, el experto dijo que aunque en Colombia el cultivo de cannabis no es nuevo, hasta el momento la mayoría de estos se ha realizado para usos en los que el control y la normativa no son primordiales.
“Si se quiere competir en el mercado internacional es imperativo cumplir con los controles establecidos. En todo el sistema productivo, no solo en el farmacéutico, se ha demostrado que si se realizan labores controladas se pueden tener logros importantes en producción, control, nivel y calidad”, manifestó el docente en esta actividad, organizada por la Red de Investigadores en Cannabis y la Vicerrectoría de Investigación y Extensión de la UNAL.
Agregó que “por ejemplo, si una empresa quiere incursionar en el mercado farmacéutico del cannabis, mucho antes de llegar a plantear siquiera un estudio clínico que fundamente los buenos efectos del producto, debe garantizar primero que la materia prima con la que se va a elaborar esté normalizada, determinando lo que en esta industria se denomina como los ‘atributos de calidad’”.
La calidad debe entenderse como un criterio en el que al tratar de llenar unas necesidades con el producto que se elabora se mantienen unos parámetros medibles que permiten decir si se está cumpliendo o no con estas metas a satisfacción.
Una de las principales preocupaciones de los investigadores de la UNAL es apoyar dichas acciones de verificación, pues los cultivadores podrían no estar en condiciones de suplir los altos costos de los estudios de calidad para cumplir con los estándares del mercado internacional.
“Para obtener una calificación del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) es necesario demostrar que se tienen buenas prácticas, que todos los instrumentos funcionen. En Colombia hasta el momento el Departamento de Farmacia de la UNAL es el único que tiene esta calificación, por lo menos en potencia de terpenos, uno de los principios activos en la planta del cannabis”, comentó el profesor Aristizábal.
Con respecto a la determinación de residuos de pesticidas en este cultivo, el Laboratorio de Pesticidas de la UNAL adelanta trabajos en el tema y cuenta con la certificación ISO 17025. Sin embargo parece que este tipo de servicios todavía no son lo suficientemente conocidos por los productores.
Elegir bien el mercado
El docente también se refirió a las opciones actuales que se les presentan a los emprendedores del desarrollo de productos a base de cannabis en el sector farmacéutico. Además del campo terapéutico, que según explicó el profesor, además de ser el más apetecido es el más reducido, también se puede optar por el desarrollo de suplementos nutricionales, cosméticos o productos fitoterapéuticos.
“Insistiría en que de estos otros mercados el sector de suplementos nutricionales es el más grande que hay en el momento, y además está creciendo a una velocidad enorme”, dijo el profesor Aristizábal, quien ante las preguntas del público sobre la legislación que limita el desarrollo de este tipo de productos señaló que “de darse el caso debe hacerse presión para que la norma sea ajustada”.
Pero insistió en que antes de embarcarse en la tarea de desarrollar productos consideren el potencial de exportar materia prima, la cual tiene una alta demanda: “una materia prima estandarizada es el negocio más rápido, en el que se pueden conseguir acuerdos interesantes de comercialización”, declaró.