EFE.- El uso del cannabis con fines medicinales aprobado en Portugal ha sido recibido con escepticismo entre parte de la comunidad médica lusa, que considera que no hay suficientes evidencias científicas que prueben sus beneficios sobre algunas de las enfermedades susceptibles de tratamiento con esta droga.
La Autoridad Nacional de Medicamentos y Productos de Salud portuguesa (Infarmed) aprobó el uso del cannabis medicinal en siete tratamientos de enfermedades graves, mientras que tanto el Colegio de Médicos como el de Farmacéuticos lusos han manifestado sus reservas sobre algunos de ellos.
El uso del cannabis medicinal en Portugal entró en vigor el pasado 1 de febrero, aunque, hasta ahora, ninguna empresa se ha dedicado a comercializarlo en el país.
Este tipo de medicamentos, que sólo se pueden prescribir cuando los tratamientos convencionales no hayan producido los efectos deseados, están autorizados para los espasmos asociados a la esclerosis múltiple o lesiones en la médula espinal y para los dolores crónicos por enfermedades oncológicas o del sistema nervioso.
También se pueden tratar con cannabis medicinal las náuseas o vómitos resultantes de la quimioterapia, radioterapia o tratamientos combinados contra el VIH y la hepatitis C, el glaucoma resistente a terapia y el síndrome de Gilles de la Tourette, un transtorno neuropsiquiátrico sin cura que provoca tics.
Está también contemplado como remedio para estimular el apetito en los cuidados paliativos de los pacientes sometidos a tratamientos oncológicos o contra el SIDA y para la epilepsia grave en la infancia.
Sin embargo, no todas estas indicaciones son objeto de consenso en la comunidad médica portuguesa.
No existen evidencias que permitan afirmar la eficacia del cannabis para tratar la epilepsia, los espasmos por lesiones medulares y el glaucoma, según un dictámen de finales de 2017 del Colegio de Médicos todavía vigente, según confirmó a EFE esta asociación profesional.
Sí que reconoce su uso en el dolor crónico asociado al cáncer y al sistema nervioso, las náuseas por tratamientos oncológicos y los espasmos de enfermos de esclerosis múltiple, pero no hace mención al resto de indicaciones aprobadas.
Los farmacéuticos tampoco comparten todos los usos aprobados por Infarmed.
«En el glaucoma consideramos que no fue demostrada de forma robusta la utilidad del cannabis para este fin», señaló a EFE desde el Colegio de Farmacéuticos luso Félix Carvalho, miembro del grupo de trabajo creado por esta asociación profesional para analizar el uso del cannabis medicinal.
Tampoco están de acuerdo con su uso en el síndrome de Gilles de la Tourette porque «las evidencias existentes son tenues».
En el resto de indicaciones, sí comparten el parecer de Infarmed al entender que hay una «relación riesgo-beneficio positiva», aunque siempre que se usen los componentes tetrahidrocannabinol (THC) o cannabidiol (CBD), y no la planta en sí.
En el caso de los enfermos de cáncer, los farmacéuticos alertan de que algunos son tratados con inmunoterapias, que dependen del sistema inmune del paciente, por lo que es necesario tener un cuidado especial porque el cannabis tiene efecto inmunosupresor y podría comprometer el tratamiento.
Carvalho reconoce que podría ser necesaria una mayor justificación de los usos autorizados por Infarmed, a través de literatura científica o de otro tipo de formas de comprobar su eficacia.
La lista puede ser modificada en el futuro, ya que la ley establece que debe ser revisada por Infarmed periódicamente «en función de la evolución del conocimiento técnico científico».
A pesar de que está en vigor desde hace casi dos meses, en Portugal todavía no se comercializa ningún medicamento a base de planta de cannabis porque ninguna farmacéutica ha solicitado su autorización, según confirmó Infarmed a EFE.
El único que está aprobado es el Sativex, legal en Portugal desde 2012 y que se usa para los espasmos asociados a la esclerosis múltiple, pero la farmacéutica que lo produce no lo comercializa en el país y para poder acceder a él es necesaria una autorización especial.