Así Fueron Las Últimas Horas De Janis Joplin Antes De Su Muerte

Drogas, rechazo, soledad y desesperación fueron los acompañantes de ‘La Bruja Cósmica’ durante sus últimas 12 horas de vida, Janis se unió al club de los 27 hace 50 años por lo que se dice fue una sobredosis accidental de heroína.

Era la madrugada del 4 de octubre de 1970, el cuerpo de Janis Joplin, una de las estrella del blues y del rock femenina más grande que el mundo haya conocido, yacía sin vida en el piso de la habitación 105 del Landmark Motor Hotel, un establecimiento construido en la década de 1950 junto a Hollywood Boulevard, en Los Ángeles. Y aunque era un simple motel, atrajo a todo tipo de artistas y músicos de la época, como Jim Morrison o Joe Cocker, pues estaba cerca de los estudios de grabación. Se dice que Janis perdió la vida a causa de una sobredosis de heroína, pero a la fecha siguen existiendo muchas incógnitas en cuanto a su muerte.

Highland Gardens Hotel, Los Ángeles, EE.UU. (Google Maps / Ron Cogswell-Flickr)

Las últimas horas de la ‘La Bruja Cósmica’ pueden resumirse a la perfección en una serie de llamadas que realizó a lo largo del sábado 3 de octubre. Las cuales, poco a poco, sumaron los ingredientes para conseguir la formula perfecta de un final fatal.

Cerca de las 13:00 horas, Janis, sola y aburrida en aquel hotel de Hollywood, llama a las oficinas del registro civil para preguntar qué debe hacer para casarse lo más pronto posible con su prometido, Seth Morgan.

Pero la operadora le pide que llame nuevamente el lunes, pues los fines de semana no hay servicio. Entonces, la siguiente llamada la hace a un conocido dealer, a quien cita en su habitación para que le venda algo de heroína. Janis paga, se despide y guarda la droga.

El siguiente en su lista de contactos es Seth Morgan, un escritor seis años menor que ella, con quien discute durante varios minutos y éste le explica que no podrá visitarla por la noche, tal y como lo tenían planeado. Esto deprime más a la cantante.

Antes de convertirse en la artista que dejó boquiabierto al público en el Monterey Pop Festival y Woodstock, Janis sufrió acoso escolar por padecer acné y sobrepeso. Lo que acrecentó su miedo al rechazo y nunca poder encontrar el amor para formar una familia.

Las manecillas del reloj marcan las 17:00 horas, el productor Paul Rothchild llama a Janis para que acuda a los Sunset Sound Recorders y escuche la pista instrumental de una canción que resultaría profética: Buried Alive in The Blues (Enterrada viva en el blues).

Janis sale del hotel y conduce su Porsche 356 adornado con pintura psicodélica. Llega al estudio y queda totalmente fascinada por lo que ha logrado su banda, la Boogie Full Tilt, con lo que sería una de las piezas del álbum Pearl.

Los grandes avances del nuevo disco ponen de buen humor a la vocalista. Entonces, trata de llamar una vez más a Seth Morgan, quizá para hacer las paces, pero éste se encuentra fuera de casa y no puede tomar la llamada.

Así, Janis comienza beber y lleva su banda por unos tragos en Barney’s Beanery. Poco después de la medianoche del 4 de octubre, los músicos se van a dormir, pues hay trabajo a la mañana siguiente. Janis vuelve una vez más sola a la habitación 105.

Peggy Caserta, antigua amiga y amante de Janis, llama al hotel para explicarle a la artista el motivo por el que tampoco había podido acompañarla aquella noche. Sin embargo, el administrador tiene la instrucción de no pasarle llamadas después de las 12:00 horas.

Poco antes de la 1:30 de la mañana, Janis se dispuso a consumir la heroína que había comprado horas antes. Toma cuchara y encendedor para prepararla. El pinchazo es rápido, pero el efecto tarda unos minutos en llegar.

Joplin sale de su habitación hacia la recepción, pide al encargado del hotel (el último hombre que la vera con vida) que le cambié un billete para comprar cigarrillos en la máquina expendedora. La artista toma el paquete y regresa a su habitación.

Janis se quita los pantalones y comienza a sentir el duro golpe de la heroína. Es una sensación que no ha experimentado jamas. Se sienta en la cama y su corazón y cerebro colapsan. Ella termina en el suelo.

Esa madrugada del 4 de octubre de 1970 y el cuerpo de Janis Joplin yacía sin vida en el piso de la habitación 105. Por sus venas aún corre una devastadora dosis de heroína.

Seth Morgan, Boogie Full Tilt, Peggy Caserta y el administrador del hotel duermen e inician su día sin saber que Janis se ha unido ya al club de los 27. Sólo 16 días después de la muerte de Jimi Hendrix y nueve meses antes de la de Jim Morrison, todos a la misma edad.

El primero en notar la ausencia de Joplin es Paul Rothchild, quien la había citado para grabar las voces de Buried Alive in The Blues. Entonces, llama a John Cooke, manager de las giras y el único del equipo que se encuentra en el hotel, y le pide que vaya a buscarla.

El administrador le entrega la llave a Cooke, éste abre la habitación y encuentra el cuerpo de Janis sin rastro de vida. Su reacción es de miedo y angustia, pues ha muerto la estrella de rock femenina más grande que el mundo haya conocido.

Posteriormente, la autopsia realizada por Thomas Noguchi, el forense del condado de Los Ángeles, revelaría que Janis sufrió una sobredosis de heroína con una pureza mayor al 50 por ciento, mientras que el promedio en este droga es del 30 por ciento, Noguchi también informó que se llevaría a cabo una investigación, y que los «científicos del comportamiento» tratarían de determinar si la sobredosis fue «intencional».

Noguchi no encontrará la aguja ni la droga que uso Joplin, pues Cooke, en su desesperación, las retiró de la habitación. Días después, el mismo manager confesará a la policía que lo hizo creyendo que le hacia un favor a su amiga.

Cuando se le preguntó a la policía sobre las heridas faciales, respondieron que «descartaron la posibilidad de violencia». Podría haberse roto la nariz cuando se desplomó», dijo un detective. Sin embargo, la extraña cantidad de dinero en su mano sigue siendo un misterio, y alimentará la imaginación de las personas que deben dar cuenta de alguna manera tangible de su muerte. En la actualidad, las explicaciones van desde «era cambio por una bolsa» – una bolsa de heroína cuesta unos 15 dólares en Los Angeles en estos días – hasta grotescas sobre «dinero para hacer una llamada de auxilio» (pero el teléfono de su habitación, como en la mayoría de las habitaciones de moteles y hoteles, no requería dinero).

Los informes sobre el estado de ánimo de Janis en las últimas semanas de su vida tampoco ayudan mucho. Son tal vez apropiadamente contradictorios. Las superestrellas se desvanecen, pero las heroínas de la cultura mueren duramente.

Robert Gordon, el abogado, dijo el lunes que Janis le había visitado el jueves anterior (1 de octubre) «por asuntos de negocios».

«Parecía muy feliz. Me dijo que estaba pensando en casarse. Había estado saliendo con un tipo llamado Seth Morgan durante un par de meses. No creo que él esté en la música. Creo que es de Maine.

«También estaba muy feliz con su álbum. Llevaba un mes grabándolo y estaba entusiasmada con la banda y con su propia forma de cantar. Dijo que ‘se sentía como una mujer’. La banda tenía una gira programada para noviembre.»

Cuando le preguntaron sobre el «negocio» por el que Janis había venido a verlo, Gordon dijo: «Mejor te lo digo. Ella firmó su testamento». Sin embargo, enfatizó que no creía que la firma «significara» nada.

Unos meses antes de su muerte, Joplin explicó que es lo que la motivaba. «Toda mi vida sólo quise ser un beatnik», dijo Joplin en Piece of My Heart: Un retrato de Janis Joplin. «Conocer a todos los pesados, drogarme, tener sexo, pasar un buen rato. Eso es todo lo que siempre quise. Excepto que sabía que tenía una buena voz y que siempre podía tomar un par de cervezas. De repente alguien me metió en una banda de rock ‘n’ roll. Me lanzaron estos músicos, hombre, y el sonido venía de atrás. El bajo me estaba cargando. Y decidí en ese momento que eso era todo. Nunca quise hacer nada más».

Un servicio fúnebre privado al que asistieron los familiares se celebró el 7 de octubre. Joplin fue incinerada; el 13 de octubre sus cenizas fueron esparcidas sobre el Océano Pacífico y a lo largo de Stinson Beach en el norte de California.