Se han descubierto más de 100 cannabinoides en la planta de cannabis, entre ellos la tetrahidrocannabivarina o THCV. Un primo molecular del eufórico tetrahidrocannabinol (THC), el THCV ofrece características distintas en el mundo de los cannabinoides.
Según Raphael Mechoulam, el investigador israelí que descubrió el THC en 1964, «la mayoría de los cannabinoides del cannabis no han sido completamente evaluados por su actividad farmacológica. La tetrahidrocannabivarina es un potente antagonista de la anandamida, un importante cannabinoide endógeno. Parece posible que muchos de los componentes no psicoactivos de esta planta sean de interés biológico».
Los detalles sobre el THCV
Probablemente el aspecto más distintivo – y claramente comercializable – del THCV es su capacidad para suprimir el apetito. Esta característica de esta molécula es lo opuesto al THC, que tiene la reputación de aumentar el apetito para crear lo que a veces se denomina «los antojos». Este cannabinoide debe ser evitado por aquellos que sufren de anorexia.
La comunidad médica encuentra un interés obvio en las cualidades supresoras del apetito de moléculas como el THCV. La eficacia de los productos naturales y no adictivos, que carecen de los efectos secundarios de las terapias farmacéuticas tradicionales, es obviamente beneficiosa para los consumidores que sufren de afecciones como la obesidad y la diabetes tipo 2.
El THCV regula los niveles de azúcar en la sangre y reduce la resistencia a la insulina. Se cree que es útil para la osteoporosis y otras afecciones relacionadas con los huesos. Por las mismas razones por las que es útil para la enfermedad de Alzheimer, este cannabinoide especial se muestra prometedor para aliviar los síntomas y retrasar la neurodegeneración asociada con la enfermedad de Parkinson. El THCV también puede prevenir y aliviar los ataques de pánico en pacientes con TEPT.
Las variedades de cannabis ricas en THCV incluyen Doug’s Varin, Durban Poison, Jack the Ripper, Pineapple Purps, Power Plant, Red Congolese, Skunk #1, y Willie Nelson. Es más común en las variedades sativas de la hierba.
La investigación
La investigación sobre la eficacia medicinal de los cannabinoides como el THCV está aumentando, aunque en los Estados Unidos se ha visto frustrada por el estatus de cannabis de la Lista 1. Varios estudios han revelado las cualidades neuroprotectoras y reguladoras del azúcar en sangre del THCV, destacando su eficacia en pacientes mayores con enfermedades como la enfermedad de Alzheimer.
Un estudio de 2011 titulado «Symptom-relieving and Neuroprotective Effects of the Phytocannabinoid Δ9-THCV in Animal Models of Parkinson’s Disease» (Alivio de los síntomas y efectos neuroprotectores del fitoanabinoide Δ9-THCV en modelos animales de la enfermedad de Parkinson), publicado en el British Journal of Pharmacology, concluyó que el THCV puede ser una terapia beneficiosa para los pacientes con enfermedades que involucran neurodegeneración, incluyendo la enfermedad de Parkinson.
Los investigadores del estudio concluyeron: «Dadas sus propiedades antioxidantes y su capacidad para activar la CB2, pero para bloquear los receptores CB1, el THCV tiene un perfil farmacológico prometedor para retrasar la progresión de la enfermedad de Parkinson y también para mejorar los síntomas parkinsonianos».
Un artículo de la revista Frontiers in Endocrinology titulado «Role of Cannabinoids in the Regulation of Bone Remodeling» (Papel de los cannabinoides en la regulación del remodelado óseo), publicado en 2012, demostró que el sistema endocannabinoide humano -que cuenta con receptores CB1 y CB2 que se unen a cannabinoides como el THC y el THCV- está presente no sólo en el cerebro, el sistema nervioso central y el sistema inmunológico, sino también en todo el sistema esquelético.
El sistema endocannabinoide desempeña un papel clave en la regulación de una variedad de procesos fisiológicos, como el control del apetito, el equilibrio energético, la percepción del dolor y las respuestas inmunitarias. Estudios recientes han implicado al sistema endocannabinoide en la regulación de la actividad de las células óseas y la remodelación ósea».