El consumo de productos derivados de cannabis está en auge en Suiza, donde las tiendas se multiplicaron. Desde 2011 la leyes locales permiten la venta de cannabis con menos de 1% de THC. En la mayoría de los países de Europa, el límite de THC es 0,2%.
Pese a que la ley que aprueba la venta y el consumo de cannabis está aprobada desde hace algunos años, no es hasta ahora que su uso está siendo más masivo.
Según los medios locales, el mercado genera ahora unos ingresos de 100 millones de francos suizos al año. Los precios oscilan entre siete y 18 francos suizos por gramo, más o menos los mismos que para el cannabis ilegal.
El éxito reciente de las ventas radica en que los productores han logrado crear plantas con una alto contenido de cannabidiol (CBD), una sustancia con efecto relajante que está agradando mucho a los consumidores. Esto permite comercializarlo como aceite para masaje o como productos con «virtudes terapéuticas», como califican en su etiquetado.
En febrero de 2017 las autoridades sanitarias suizas tasaron el cannabis con bajos índices de THC como si fuera tabaco, aportando así una prueba más de su carácter legal y tranquilizar los consumidores.
Los consumidores de este producto pide a las autoridades a que lo regulen de un modo más permisivo, que muchos asiduos al cannabis han llegado a calificar el momento actual en Suiza como «la ley del oeste».