Un nuevo estudio de la Universidad de Pensilvania sugiere que la psilocibina, el componente activo de los “hongos psicodélicos”, podría ser una alternativa eficaz y no adictiva a los opioides para tratar el dolor crónico y la depresión.
Los investigadores del Perelman School of Medicine, cuyos resultados fueron publicados en Nature Neuroscience, descubrieron que una sola dosis del compuesto redujo el dolor y los síntomas depresivos en ratones con lesiones nerviosas, con efectos que duraron hasta dos semanas.
El doctor Joseph Cichon, autor principal del estudio, explicó que la psilocibina actúa en la corteza cingulada anterior, una región cerebral que vincula las emociones con la percepción del dolor. “Psilocibina modula los receptores de serotonina, no los apaga ni los enciende del todo, y eso podría explicar por qué ofrece alivio sin generar dependencia”, señaló.
El estudio también halló que al administrar psilocina directamente en esa zona del cerebro, los animales experimentaron el mismo alivio, mientras que las inyecciones en la médula espinal no tuvieron efecto. Esto indica que el fármaco no necesita actuar en el sitio del daño físico, sino en los circuitos neuronales que procesan el sufrimiento.
Los científicos planean continuar las investigaciones para determinar la dosis óptima, la duración de los efectos y si el tratamiento podría aplicarse en humanos.
“Lo que para algunos países sigue siendo una droga, para la ciencia podría convertirse en una medicina capaz de tratar el dolor sin los riesgos de los opioides”, concluyó Cichon.