La nueva legislación de la administración estadounidense respecto a la planta del cannabis y sus derivados está activando una nueva y fructífera área de negocio que tiene ramificaciones más allá del consumo legal de marihuana ya sea para fines medicinales u ociosos. Mark Justh, exdirector gerente de Chase & Co. en Asia y Dan Dolgin, experto en contraterrorismo de Washington, han fundado la plantación JD Farms para cultivar y comercializar en el sector alimenticio el derivado no psicoactivo de la planta del cannabis, el cáñamo.
Situado en la localidad de Eaton, en el estado de Nueva York, JD Farms es la primera granja de cáñamo legal en Nueva York en más de 80 años. Se trata de una extensión de 600 hectáreas que está dedicada al cultivo de esta variación de la planta del cannabis que apenas contiene sustancias psicoactivas, del orden del 0.3%. «Podrías fumar un campo de fútbol de cáñamo y no te sentirías elevado, sino que tendrías dolor de cabeza», explica uno de los fundadores.
Sin embargo, el cáñamo que se cultiva en JD Farms se comercializará como un producto alimenticio de alta calidad -en ensaladas, pastas o aceite- y espera convertirse en una sensación culinaria en todo el país. Andrew Cuomo, Gobernador del estado de Nueva York y artífice de la ley agrícola que dio vía libre a la plantación de JD Farms, señaló que el cáñamo tenía el potencial de convertirse en una industria multimillonaria.
Por su parte, Justh y Dolgin creen firmemente que esta variedad de la planta del cannabis tiene el potencial para ser el próximo superalimento al nivel de las semillas de chía o la soja. Los fundadores de JD Farms explican que el cáñamo contiene un total de 20 aminoácidos, incluyendo nueve que el ser humano no produce, y es bueno para la salud porque refuerza del sistema inmunológico, tiene un alto contenido en fibra y tiene capacidad para disminuir el colesterol y la presión arterial. Además, es popular entre los vegetarianos por su alto contenido ácidos grasos omega-3 y omega-6.
En estos momentos el cáñamo ya se utiliza como ingredientes en algunos restaurantes de Manhattan como es el Estela y Flora Bar donde el chef Ignacio Mattos asegura que «las hojas tienen un perfil de sabor único, son herbosas y dulces. Las semillas son un poco de nuez y dulce cuando están crudas». Y el exitoso restaurante de Brooklyn dirigido por el chef Jaime Young que usa las semillas de cáñamo en una mezcla de especias que rocía en su pollo frito.
