Esta semana Canadá se transformó en el segundo país que legalizó el consumo recreativo de marihuana después que Uruguay fuera pionero en 2013. Cada año más países discuten normativas para despenalizar distintos usos del cannabis y así luchar contra el mercado ilegal.
Desde el miércoles, los canadienses mayores de 18 y de 19 años en algunos estados pueden comprar marihuana, aceite de cannabis, semillas y plantas a productores autorizados en tiendas o por internet. El gobierno estableció que un gramo de marihuana deberá costar US$ 7,6.
La legislación establece que los ciudadanos pueden comprar o tener en público un máximo de 30 gramos y se permitirá el cultivo de hasta cuatro plantas por casa. Además, las personas que vendan marihuana a menores de edad arriesgan penas de hasta 14 años de cárcel.
Algunas normativas coinciden con el modelo uruguayo. En Uruguay hay tres formas de acceder a la marihuana: cultivo doméstico de “hasta seis” plantas; clubes de membresía de 15 a 45 miembros que permite cultivar hasta 480 gramos por persona en un año o comprar en las 17 farmacias establecidas que permiten la venta de 10 gramos semanales por menos de US$ 10.
Entre los tres mecanismos hay más de 40.000 personas inscritas y se estima que gracias a la legalización más de US$ 10 millones evitaron llegar a las redes de tráfico de drogas. “Entendimos que la prohibición del acceso a la marihuana no ha resuelto los problemas de salud pública referidos al consumo. Con Canadá tenemos en común que entendimos que esta regulación lejos de establecer un libre mercado de cannabis genera un marco controlado para disminuir los impactos de la salud de las personas que usan cannabis”, señaló el secretario general de la Junta de Drogas de Uruguay.
Además del país sudamericano y Canadá, hay nueve estados en Estados Unidos que permiten el uso recreativo, como California o Maine.
Diferentes usos
Además del uso recreativo, existe el uso medicinal y el uso privado-personal de esta sustancia. La mayoría de los países que han normado el uso de la marihuana lo hace con fines medicinales y/o científicos que establecen la obligatoriedad de un registro y de un certificado médico.
Desde el 1 de noviembre los médicos de Reino Unido podrán recetar marihuana para uso medicinal, al igual que en Nueva Zelandia, que en 2020 realizará un referéndum sobre la legalización de esta droga.
El caso del uso personal de la marihuana varía en cada país que establece un límite de gramos antes que sea considerado un delito. En Belice la ley permite portar hasta 10 gramos; Colombia hasta 20 gramos; Ecuador hasta 10 gramos; Perú hasta 8 gramos; Bélgica hasta 3 gramos; Suiza hasta 4 plantas; República Checa hasta 15 gramos y Estonia hasta 7,5 gramos.
En junio abrió el primer Coffee Shop en París que vende cannabis “legal” o más conocida como “le weed light”. Esto, debido a que la ley sólo permite la venta de marihuana con bajo nivel de tetrahidrocannabinol (THC) y de cannabidiol (CBD). Un sistema parecido al de Holanda, que sólo permite el consumo en “tiendas”.
Según la agencia The Associated Press, África es uno de los continentes que produce más cannabis, pero que tiene los niveles más bajos de legalización. Lesoto fue el primer país en otorgar licencias para producir cannabis con fines médicos y científicos en 2017; en abril Zimbabwe se sumó al uso medicinal y en agosto la Corte Suprema de Sudáfrica permitió a los adultos consumir y cultivar marihuana para uso personal.
En el caso de México -uno de los países que tiene los mayores índices de violencia por los carteles de la droga- se “despenalizó” la posesión de pequeñas cantidades de marihuana en 2009. Así se permite portar hasta 5 gramos. En abril de 2017 se aprobó el uso de cannabis para fines médicos y científicos.
“El caso mexicano es muy complejo. La normativa establece que con menos de cinco gramos de marihuana no se puede ser sancionado con penas de cárcel, pero esto todavía sucede. Y para la marihuana medicinal, no se han publicado todas las leyes necesarias para poder implantar el uso. Es un despropósito haber creado una prohibición que generó un mercado negro”, dijo Lisa Sánchez, directora del programa para Latinoamérica en la Fundación Transformar la Política de Drogas.