La Vez Que Tommy Chong Estuvo En La Cárcel Con “El Lobo De Wall Street”

Como la mayoría sabe, Jordan Belfort es el personaje de la vida real en el que se basó la película «El lobo de Wall Street» de Martin Scorsese.

La película a su vez se basa en el libro que Belfort escribió después de salir de prisión en 2006.

Pero, ¿qué o quien lo inspiró a plasmar su historia en un libro?. En una entrevista con The Hollywood Reporter, Belfort revela que la única razón por la que se sentó a escribir sus memorias en primer lugar fue gracias a su inesperado compañero de celda, Tommy Chong.

Mientras Belfort cumplía 22 meses de prisión en Taft, California, por fraude y lavado de dinero, Chong cumplía al mismo tiempo una sentencia de nueve meses por vender parafernalia de drogas.

Belfort contó como fue su encuentro con Tommy:

“Cuando llegué a Taft, perdieron mis papeles, así que pasé cinco días en solitario. Fue brutal, absolutamente brutal. Pero era de mínima seguridad, y después del aislamiento era como un club de chicos… ¿y quién es mi compañero de litera? Tommy Chong de Cheech & Chong. No podía creerlo.

“Estaba en el proceso de escribir su libro. Solíamos contarnos historias por la noche, y lo tenía rodando histéricamente por el suelo. La tercera noche dice: «Tienes que escribir un libro». Así que empecé a escribir, y sabía que era malo. Era terrible. Estaba a punto de dejarlo y luego fui a la biblioteca de la prisión y me encontré con La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe, y me dije, «¡Así es como quiero escribir!»”

Chong comentó de su tiempo con Belfort:

Teníamos estas hermosas comidas vegetarianas y saludables todas las noches, y Jordan era parte de la pandilla. Teníamos una pequeña jerarquía, tipos famosos inteligentes pasando el rato juntos», agregando que la llegada de Belfort «fue como la llegada de Elvis a la cárcel».

En entrevista con Maclean’s, Tommy contó cómo fue si primer contacto con Jordan Belfort:

“Cuando Jordan entró en escena, no supe quién era hasta que alguien me recordó la película Boiler Room e incluso entonces, no hubo mucha diferencia, todos estamos vestidos con el mismo traje de prisión. No había nada sobresaliente en él, aparte del hecho de que cuando lo conocí, estaba jugando al backgammon y teniendo una conversación con otro tipo y hablando conmigo al mismo tiempo. Era uno de esos genios que pueden hacer muchas cosas al mismo tiempo. Y luego terminamos en la mismo celda, así que por la noche me contaba esas grandes historias, que se convirtieron en (el libro) El Lobo de Wall Street.”