Los arándanos, considerados como una de las ‘súper frutas del siglo XXI’, se hicieron famosos gracias a sus grandes propiedades nutricionales y antioxidantes, dentro del boom de una alimentación saludable, que conquistó y se expandió en mercados como el del Reino Unido, y de allí hacia el mundo.
Con el avance de los estudios mundiales también se descubrió que esta fruta era ideal para la salud cerebral y la disminución del alzhéimer, abriendo aún más el espectro del mercado.
Este contexto impulsó a los colegas y amigos Paola Castañeda y Andrés Castañeda a revisar en 2015 las posibilidades de producir en el país este fruto, con miras a los mercados internacionales, en una época donde había una oferta local limitada.
“Sondeamos las oportunidades y encontramos que tenía un alto potencial de crecimiento, así que utilizamos el mejor material vegetal traído directamente desde Oregon (Estados Unidos), y paralelamente iniciamos el proceso de acercamiento para la venta de arándanos, con uno de los principales mayoristas ubicado en Bogotá”, comenta Andrés Castañeda.
De igual manera, era una época difícil porque proyectar y vender la idea de producción de un fruto que no era muy conocido en el país significaba un doble esfuerzo para estos emprendedores, especialistas en finanzas, que hasta ese momento habían estado en el sector petrolero.
Durante 2016 siguieron en la ideación del producto e iniciaron los primeros cultivos en Guatavita (Cundinamarca). Perfeccionaron el concepto del producto, se acercaron al mercado objetivo y comenzaron con las campañas de marketing, con el desarrollo de marca.
“Esta fase supuso también un acercamiento a pequeños productores, a través de la compra de sus productos, y el diseño de la estrategia logística. Nos convertimos en un punto de convergencia de muchos empredimientos que no superaban una hectárea de área de cultivo y que estaban ubicados en la Sabana de Bogotá”, resaltó Andrés Castañeda.
Ya para el 2017 tuvieron la grata sorpresa que la producción comenzó seis meses antes de lo esperado, debido principalmente a las condiciones naturales del suelo y el clima ideal de la Sabana de Bogotá. Esto permitió que la producción se triplicara respecto al pronóstico del vivero.
Luego uno de los fundadores de la marca volvió de Canadá y conoció los testimonios de pacientes que afirmaban haber tenido un mejoramiento en su calidad de vida al tratar diversas patologías con la marihuana. De allí nació la nueva de empredimiento orientado hacia la producción de cannabis medicinal.
A partir de la idea se capacitaron en temas de cultivo y licenciamiento del cannabis en la Universidad Nacional de Colombia, que ha sido clave para el desarrollo del proyecto.
Luego vendría el proceso de licenciamiento para el cultivo, apoyado por el experto Miguel Cervantes, quien fue dando todo el soporte técnico, gracias a su experiencia de más de diez años en cannabis. Sumado al equipo técnico que han ido formando y su experiencia en la industria agrícola, avanzan con miras a un prometedor mercado nacional e internacional.
Recibieron una primera propuesta por parte de una compañía canadiense, pero se dieron cuenta que no solo era inversión lo que estaban buscando, sino un aliado estratégico con quien pudieran desarrollar un proyecto real, escalable, y capaz de ayudar a los pacientes que requieren un producto específico con altos estándares de calidad.
Fue entonces cuando conocieron a los empresarios Camilo Villalba y Patricio Villalba, y se inició una nueva era para la compañía, buscando consolidar su proyecto y llevarlo a otro nivel.
Con sus nuevos socios estructuran un negocio para llevar la empresa a la Bolsa de Valores de Canadá, junto al reconocido empresario publicitario Christian Toro (actual Chief Executive Officer de la compañía), abriendo con esto el mercado internacional, en una nación que para esa época se preparaba para darle legalidad incluso al consumo recreativo del cannabis.
Junto a Miguel Cervantes, se ha sumado un equipo técnico que se ha formado gracias a su experiencia en la industria agrícola, que avanza con miras a un prometedor mercado nacional e internacional, con el apoyo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia, gracias a un convenio para soporte científico con esta institución educativa.
Hoy, Blueberries S.A.S. está cerca de listarse en una de las bolsas más reconocidas de Norteamérica, que la convertiría en una empresa de cannabis medicinal con operaciones en Colombia con presencia en la Canadian Securities Exchange (CSE).
No ha sido fácil entrar a esta nueva industria y la exigencia del entorno. “El mayor reto será cambiar la percepción del cannabis como sustancia psicoactiva, para que lo reconozcan más por sus extraordinarias propiedades medicinales”, manifestó Camilo Villalba.
Este mismo añadió que quieren además consolidarse “como una empresa líder en producción de extracto de cannabis con calidad de exportación, que nos permita llegar a los mercados internacionales y generar ventajas competitivas muy sólidas”.
De igual manera también los atrae el hecho de que cada vez más países del primer mundo están reglamentando la marihuana para uso medicinal. Según un estudio de ProColombia, hay potencial de exportación hacia Chile, Dinamarca, Canadá e Israel.
VENTAJAS DE COLOMBIA
Según un reciente estudio de ProColombia, “el país tiene una ventaja competitiva (clima y suelo) y una vocación exportadora, por lo cual el gobierno busca que el país se Convierta en el hub de producción de insumos y medicamentos a base de cannabis; así como de productos industriales de cáñamo”. El mismo análisis complementa que “existe una tendencia global establecida y acelerada hacia la legalización total que respalda la perspectiva de inversionistas a largo plazo para el cannabis”. Colombia está ubicada cerca del Ecuador y cuenta con un ciclo solar de 12 horas que se produce durante todo el año.