Las autoridades italianas han declarado una alerta por alrededor de cien drogas nuevas que los análisis no son capaces de detectar, pese a que sus riesgos son potencialmente mortales. Estas drogas se derivan o son compuestos del fentanilo, la catinona, el carfentanilo, la oxicodona, el óxido de amina y la ketamina. Sustancias sintéticas de las que bastan unas dosis extraordinariamente bajas para producir efectos muy superiores a los de las drogas tradicionales.
Solo en el 2018, el consumo de fentanilo causó la muerte de 30.000 personas en EEUU, jóvenes en su mayoría. Esta sustancia es generalmente usada para fines terapéuticos o anestésicos pero, en dosis y momentos equivocados, origina la muerte por asfixia. La cantidad utilizada para conseguir una dosis de esta droga (con un solo gramo se obtienen 2.000) es tan baja, que no puede ser detectada, según revela el Instituto Superior de Sanidad (ISS) de Italia. Tras año y medio investigando algunas muertes cerradas por la policía como simples sobredosis, el ISS ha llegado a esta alarmante conclusión.
Estas dosis tan mínimas no las perciben ni los perros ni los controles antidrogas rutinarios. Estos últimos usan aparatos calibrados para descubrir las drogas más comunes: marihuana, cocaína, heroína y anfetaminas. Para las demás no hay registros.
La situación en Italia cambió a partir del 2017, cuando se encontró el cadáver de un hombre de 39 años fallecido a causa de una sobredosis de una sustancia hasta entonces desconocida. Como sucede habitualmente, esta droga fue analizada año y medio después. El sistema de alerta precoz del ISS lanzó una alarma de grado tres, el más alto. En el 2018, se descubrieron 95 nuevas substancias llamadas «psicoactivas», y el 60% de contenían opiáceos y catinonas.
