Ibogaína: la sustancia que promete terminar con las adicciones

La ibogaína es una sustancia hipnótica y supuestamente afrodisíaca proveniente de un arbusto africano originario del Congo y Gabón. Es usada frecuentemente en rituales religiosos y provoca alucinaciones y convulsiones, aunque en dosis elevadas puede causar paros cardiorrespiratorios. Sin embargo, investigaciones científicas han demostrado que la ibogaína tiene la capacidad para tratar la dependencia física asociada con los síntomas de abstinencia a drogas como la heroína, metadona y opiáceos. Alivia el 90% de los síntomas de abstinencia y al mismo tiempo restaura los patrones habituales de pensamiento y el correcto funcionamiento de la neuroquímica del cerebro.

 

Pero también la ibogaína es beneficiosa para el tratamiento de la adicción al alcohol, cocaína, metanfetaminas y nicotina porque restablece las áreas del cerebro relacionadas con el placer y el deseo y que son afectadas por el abuso de estas drogas. Hasta ahora no se ha encontrado ninguna otra sustancia capaz de recuperar estas áreas con tal magnitud y precisión. No es adictiva y no necesita ser ingerida regularmente. Además tiene propiedades antidepresivas dándole al cuerpo una sensación de bienestar. Estudios realizados para averiguar efectos neurológicos no han encontrado ningún efecto negativo al usar ibogaína en las dosis utilizadas para tratar adicciones.

Los pacientes que se han sometido al tratamiento lo describen como un viaje en donde pueden sentirse algunos efectos no deseados, pero que desaparecen con el correr de las horas. La mayoría siente náuseas, por lo que es importante permanecer lo más quieto posible durante las fases iniciales de la terapia. Los vómitos pueden durar algunas horas, mientras el cuerpo se deshace de las toxinas físicas y psíquicas. También pueden presentarse distorsiones visuales y auditivas durante las primeras seis horas, las cuales desaparecen completamente después de 36 horas. Pueden experimentarse periodos de falta de sueño y/o un gran malestar al despertarse. Hasta ahora son muchos los que han tratado sus adicciones usando esta terapia. En México existe una clínica especializada en este tipo de tratamiento que recibe muchos pacientes de Estados Unidos, en donde la ibogaína es ilegal.

A pesar de que la FDA reconoció en 1993 a la ibogaína como una herramienta efectiva para el tratamiento de la adicción, el problema es el dinero: la molécula no puede ser patentada y no es un fármaco con propiedades adictivas, lo cual a desincentivado la inversión en su desarrollo por parte de la industria farmacéutica.

Fuente Talking Drugs