Investigadores descubrieron que el cerebro de los mamíferos tiene las herramientas para crear la llamada » molécula espiritual «, pero no encontraron una relación concluyente entre el DMT y las experiencias cercanas a la muerte.
Un nuevo estudio de investigación ha encontrado evidencia de que los cerebros de humanos, ratas y otros mamíferos pueden ser capaces de producir naturalmente cantidades significativas de DMT.
La DMT, o N,N-dimetiltriptamina, es un alucinógeno que se produce de forma natural en una variedad de plantas que normalmente se encuentran en México, Sudamérica y Asia. Durante siglos, las culturas sudamericanas han extraído DMT de una vid local para crear la ayahuasca, una poderosa bebida psicodélica utilizada en ceremonias religiosas. El DMT también puede ser pulverizado y fumado, creando un viaje intenso que puede comenzar en instantes y disminuir en poco tiempo.
El DMT se considera actualmente una droga de la Lista I en los Estados Unidos, una clasificación reservada para las drogas peligrosas, adictivas y sin uso médico. A pesar de estas restricciones, una pequeña comunidad de científicos ha encontrado formas de investigar esta misteriosa sustancia. Algunos de estos estudios anteriores han propuesto que el DMT se produce naturalmente en el cerebro de los seres humanos y otros mamíferos.
En la década de 1990, el Dr. Rick Strassman, psiquiatra clínico de la Universidad de Nuevo México, realizó una serie de experimentos que sugirieron que la glándula pineal (una glándula endocrina que se encuentra en los cerebros de los mamíferos) en realidad puede producir suficiente DMT para inducir una experiencia mística y psicodélica. Strassman popularizó su investigación en su libro DMT: The Spirit Molecule, que finalmente se convirtió en un documental del mismo nombre.
Esta semana, el último estudio en el Scientific Reports está informando nueva evidencia de que los cerebros de los mamíferos son capaces de sintetizar naturalmente la DMT. En el estudio, un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan indujo un paro cardiaco en ratas y luego midió sus cerebros para detectar dos sustancias químicas diferentes implicadas en la síntesis de DMT. El equipo de investigación también buscó estas sustancias químicas en el cerebro de cadáveres humanos.
El estudio reporta que ambas enzimas necesarias para crear DMT fueron encontradas en cerebros de ratas, pero sólo una de estas enzimas fue encontrada en el cerebro humano. Jimo Borjigin, Ph.D., profesor asociado de la Universidad de Michigan y coautor del estudio, dijo a Inverse que estas observaciones llevaron a su equipo a concluir que «la DMT se produce y libera naturalmente en los cerebros de los mamíferos a niveles suficientes para contribuir a las funciones cerebrales».
En contraste con la hipótesis de Strassman, el nuevo estudio informa que estas enzimas se encontraron en varias partes del cerebro, y no sólo en la glándula pineal. «Se pensaba que la síntesis de DMT tenía lugar fuera del cerebro, pero mostramos la presencia de enzimas sintéticas DMT en el cerebro; de hecho, nuestros datos sugieren que la producción de DMT es más probable que provenga de células no pineales del cerebro», explicó Borjigin.
El estudio también intentó explorar una de las teorías más descabelladas de Strassman, a saber, que la DMT producida naturalmente es responsable de experiencias místicas «cercanas a la muerte» y «fuera del cuerpo». Un estudio de 2018 encontró que los humanos inyectados con DMT reportaron tener experiencias místicas que fueron extremadamente similares a aquellas reportadas por individuos que tuvieron experiencias reales cercanas a la muerte.
El estudio también intentó explorar una de las teorías más descabelladas de Strassman, a saber, que la DMT producida naturalmente es responsable de experiencias místicas «cercanas a la muerte» y «fuera del cuerpo». Un estudio de 2018 encontró que los humanos que recibieron una inyección de DMT reportaron haber tenido experiencias místicas que fueron extremadamente similares a aquellas reportadas por individuos que tuvieron experiencias reales cercanas a la muerte.
Borjigin y su equipo intentaron probar esta hipótesis viendo si el nivel natural de DMT en ratas aumentaba cuando sus corazones se detenían, pero los resultados de esta prueba no fueron concluyentes.
«El DMT aumenta en un subconjunto de ratas durante un paro cardíaco, pero no en todas las ratas», dijo Borjigin a Inverse.
«Una investigación adicional está claramente justificada para investigar si el DMT juega un papel en la generación de correlaciones neuronales de la conciencia cercana a la muerte», concluyeron los investigadores en su informe.