EEUU Exporta Culpas, Pero Su Crisis De Adicciones Nació En Casa

EEUU Exporta Culpas, Pero Su Crisis De Opioides Nació En Casa

Del OxyContin Al Fentanilo: La Crisis De Opioides Que Estados Unidos Creó Desde Dentro

Mientras Estados Unidos multiplica las redadas y criminaliza a migrantes —y llega a atacar lanchas y comete ejecuciones extrajudiciales en el Caribe con el argumento de que “trafican fentanilo”— la realidad es más incómoda y menos sencilla: la crisis de los opioides no nació sólo en las rutas del narcotráfico ni en los límites internacionales. Gran parte del problema viene de adentro: de compañías farmacéuticas, prácticas médicas y una cultura que prioriza el alivio rápido del dolor.

Desde finales del siglo XX la tasa de muertes por sobredosis en Estados Unidos empezó a dispararse. Entre 1999 y 2023, aproximadamente 806,000 personas murieron por sobredosis relacionadas con opioides (prescripción e ilícitos). Las cifras provisionales muestran que en 2024 también hubo decenas de miles de muertes por sobredosis; al sumar los conteos más recientes, el total de muertes por opioides supera ampliamente los 860,000 en el periodo moderno (1999–2024). Estas cifras dan dimensión al problema: no es un brote aislado, es una emergencia de salud pública sostenida.

¿De dónde salió todo esto? — El papel de las farmacéuticas

En los años 90 las farmacéuticas lanzaron al mercado analgésicos opioides de liberación prolongada que prometían controlar el dolor crónico con menos tomas diarias. El caso paradigmático es OxyContin (oxicodona de liberación prolongada), comercializado por Purdue Pharma desde mediados de los 90. La promoción intensa de estos fármacos —acompañada de mensajes que minimizaban el riesgo de adicción— fue determinante para que la prescripción se expandiera masivamente. Con el tiempo, muchos pacientes con recetas se volvieron dependientes; otros que buscaban escapar de la adicción a las recetas terminaron en opioides ilícitos más potentes.

Es importante precisar: las empresas farmacéuticas no sólo vendían pastillas; también diseñaron campañas de marketing dirigidas a médicos, financiaron conferencias “educativas”, pagos por “hablar” y otras estrategias que incentivaron la prescripción. Documentos, investigaciones académicas y demandas muestran cómo esas tácticas aumentaron la prescripción y, en consecuencia, las muertes por sobredosis.

La relación entre dinero de la industria y más recetas está bien documentada. Estudios que cruzan la base Open Payments con datos de prescripción y muertes muestran que los lugares donde los médicos recibieron más pagos de la industria tuvieron mayores tasas de prescripción de opioides y, meses después, más muertes por sobredosis. Incluso pequeñas atenciones (como invitaciones a comer) se asociaron con aumentos en la prescripción. En otras palabras: la estrategia comercial rindió resultados reales y mortales.

El Fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente —hasta 100 veces más fuerte que la morfina— y tiene usos legítimos en anestesia y manejo de dolor severo. Fabricantes farmacéuticos desarrollaron versiones lícitas del fentanilo (por ejemplo, productos como los parches Duragesic) para uso médico hace décadas. Sin embargo, la oleada de muertes más recientes está impulsada por fentanilo ilícito: laboratorios clandestinos que producen lotes de la sustancia y sus precursores para el mercado ilegal.

Tradicionalmente, gran parte de esa producción se ha vinculado a redes en China y México, pero recientes investigaciones muestran que también se han detectado laboratorios dentro de Estados Unidos y Canadá. De hecho, el National Drug Threat Assessment 2025 de la DEA advierte que los “superlaboratorios de fentanilo en Canadá son una preocupación creciente para Estados Unidos”, especialmente ahora que la producción y el suministro desde México se han visto interrumpidos debido a la mayor vigilancia fronteriza.

Hoy conviven dos problemas relacionados —el de las recetas médicas que dispararon la adicción desde los noventas, y el del fentanilo ilícito que ha elevado la letalidad del consumo de drogas en la última década—, y ambos han convergido en una crisis mortal.

¿Fue culpa de los carteles o de las farmacéuticas?

La crisis no se originó exclusivamente en Latinoamérica ni fue creada por carteles. Como ya vimos, la evidencia histórica y legal deja claro que las farmacéuticas estadounidenses jugaron un rol central en sembrar la adicción a través de la promoción y la disponibilidad de opioides con receta; eso posteriormente facilitó la transición de muchas personas a opioides ilícitos. En décadas recientes, los grupos criminales y las fábricas clandestinas han hecho más mortal el panorama al producir fentanilo ilícito en masa y mezclarlo con otras drogas, pero esa es solo la segunda parte de una historia que empezó con recetarios y marketing farmacéutico.

Las altas tasas de adicción en Estados Unidos tienen causas múltiples

No hay una sola razón. La explosión de adicción y muertes en EE. UU. surge de la interacción de factores biológicos, sociales y culturales:

– Predisposición genética y vulnerabilidad individual.

– Entornos socioeconómicos que aumentan estrés, dolor físico y riesgo de consumo problemático.

Cultura de la medicación: en EE. UU. existe tendencia a buscar soluciones farmacológicas rápidas para el dolor y el malestar, y los médicos estuvieron (y en muchos casos siguen estando) más predispuestos a recetar analgésicos potentes que en otros países.

– Prácticas de prescripción y marketing farmacéutico que normalizaron el uso prolongado de opioides.

¿Qué se ha hecho y qué falta?

Hubo demandas masivas, multimillonarios acuerdos y reformas en prácticas de prescripción; el Departamento de Justicia alcanzó acuerdos con Purdue y otras firmas, y varios estados han negociado compensaciones para programas de tratamiento y prevención. Aun así, el daño acumulado es enorme y la respuesta debe combinar prevención, acceso a tratamiento (incluido tratamiento con agonistas como la metadona y la buprenorfina), naloxona a gran escala y estrategias para frenar el suministro ilícito.

No es una historia simple: mientras algunas políticas se enfocan en perseguir rutas y criminalizar a las comunidades latinas en la frontera y en el Caribe, una parte crucial del problema nació en los consultorios, en las juntas directivas de las grandes farmacéuticas y en campañas de marketing que normalizaron opioides de alto riesgo. Si queremos menos muertes, hace falta mirar la cadena completa: desde quién inventa y mercadea un fármaco hasta quién lo receta, quién lo combina en una báscula clandestina y cómo respondemos como sociedad para tratar la adicción con salud pública y no solo con políticas punitivas.

Fuentes y lectura recomendada

CDC — Understanding the Opioid Overdose Epidemic (cifras 1999–2023).

Reuters / AP — Informes sobre el cambio provisional en muertes por sobredosis en 2024.

Van Zee A. “The Promotion and Marketing of OxyContin” (2009) — historia del marketing de Purdue.

JAMA / JAMA Network Open, estudios 2019 sobre marketing farmacéutico y mortalidad por sobredosis; estudios que vinculan pagos a médicos con mayores tasas de prescripción.

DOJ y documentos legales sobre la resolución de investigaciones y demandas a Purdue Pharma.