Los psicodélicos y su uso en la microdosificación han sido objeto de interés recientemente en la comunidad científica debido a sus potenciales beneficios. La microdosificación implica tomar una fracción de la dosis de drogas alucinógenas como el LSD, los hongos y el peyote, lo que lleva a mejorar el estado de ánimo y una sensación general de mayor creatividad, entre otras sensaciones positivas. A diferencia de las dosis más fuertes, que pueden provocar síntomas como alucinaciones, las cuales pueden llevar a un mal viaje lleno de pánico, paranoia y psicosis.
El Dr. Norman Farb, profesor asociado en el Departamento de Psicología de la Universidad de Toronto Mississauga, realizaron una investigación en esta área. Él y sus estudiantes llevaron a cabo un estudio observacional en 2019 en el que reunieron más de 1,000 encuestados de foros en línea sobre microdosificación de psicodélicos. Los resultados de la encuesta indicaron que aquellos que tomaron microdosis puntuaron más alto en procesos cognitivos, apertura mental y creatividad en comparación con los que no lo hicieron. También se encontró que la microdosificación redujo los puntajes en actitudes disfuncionales y emocionalidad negativa.
Estos resultados han despertado un mayor interés en la microdosificación y sus beneficios potenciales. Sin embargo, la aprobación para llevar a cabo estudios clínicos con psicodélicos es un proceso desafiante debido a la ilegalidad de estas drogas. El proceso de solicitud del Dr. Farb para llevar a cabo su investigación clínica tardó casi cinco años, desde la obtención de aprobaciones para la Universidad de Toronto hasta la aceptación de donaciones y la consideración especial de Health Canada para el uso clínico de la sustancia en ese entonces ilegal.
Otro estudio de 2023 realizado por investigadores de la Universidad de Birmingham y publicado en BMC Psychiatry, menciona que las personas que han consumido microdosis de psicodelicos, han experimentado efectos beneficiosos en su salud mental, junto con cambios cognitivos, físicos y sociales.
Imagen: River Cousin – The New York Times