Barcelona se encuentra actualmente en medio de un intenso debate sobre el turismo de cannabis. La ciudad, conocida mundialmente por su animada vida nocturna y su tolerancia hacia el consumo de esta planta, ha optado por tomar medidas drásticas para controlar esta actividad. Mediante diversas normativas, las autoridades buscan limitar el turismo relacionado con el cannabis, argumentando que es con el objetivo de cambiar la imagen de Barcelona como un paraíso para los consumidores de esta planta.
Como era de esperarse, la medida ha generado opiniones encontradas entre la población. Por un lado, hay quienes apoyan esta decisión, argumentando que es necesario regular el turismo de cannabis para evitar problemas de seguridad y excesos. Por otro lado, existen personas que consideran que esta medida atenta contra la libertad individual y perjudica la economía de la ciudad. Durante años, Barcelona ha sido un destino atractivo para aquellos turistas interesados en el cannabis, generando así importantes ingresos para la ciudad.
No obstante, también se han presentado casos de abusos relacionados con el turismo de cannabis. Algunos residentes se quejan del consumo en espacios públicos y el crecimiento de clubes cannábicos. Actualmente en la capital catalana existen cerca de 200 clubes, en Cataluña suman 1000, y en todo España se tiene registro de 2000 clubes. Además, las autoridades han recibido quejas por parte de turistas que se han sido estafados al tratar de comprar marihuana o productos derivados de la planta.
En este sentido, desde hace ya varios años, autoridades de diferentes localidades han presentado diversas normativas que buscan ya sea regular o prohibir completamente los clubes, el cultivo, consumo y venta de hierba. Se planea regular la apertura y funcionamiento de los establecimientos relacionados con el cannabis, así como la promoción del turismo asociado a esta planta. Tan solo entre 2022 y 2023 se han clausurado 19 clubes y 33 plantaciones en Barcelona.
El argumento de las autoridades es que la prohibición mejorar la calidad de vida de los residentes y a preservar la imagen de la ciudad como un lugar seguro y atractivo para visitar.
Por otra parte, los activistas no se quedarán de brazos cruzados y afirmar estar preparados para cualquier ofensiva institucional. “Si acaban con asociaciones por la vía de la supresión de licencia recurriremos a la defensa en los contenciosos administrativos y si es por la vía penal siempre recurriremos, ante los tribunales, a la idea del consumo compartido”, dijo a El País, Eric Asencio integrante de la Federación de Asociacions de Cánnabis de Cataluña (CATFAC).