Copperopolis, California – Cuatro hombres estaban cosechando marihuana en un cultivo ilegal en una zona rural del norte de California cuando agentes armados irrumpieron en el lugar, los arrestaron y cortaron con machetes unas 150 plantas muy frondosas.
“Yo podría hacer esto a diario si tuviera el personal”, declaró el jefe de la policía del condado Calaveras, Rick DiBasilio, durante la operación cerca de localidad de Copperopolis, a los pies de la Sierra Nevada, a unas dos horas en automóvil al este de San Francisco. En lo que va del año la policía ha destruido unas 30.000 plantas sembradas sin permiso en un condado que sopesa adoptar el cultivo de marihuana en vísperas de la legalización estatal del cannabis.
“Hay muchísimos”, dijo el sheriff en referencia a los cultivos ilegales. “Son interminables”.
La siembra ilegal de marihuana ha causado profundas divisiones en el condado, entre los tantos que tienen dificultades financieras, donde los cultivadores efectúan sus actividades de manera cada vez más abierta y han comenzado a importunar a los vecindarios.
DiBasilio calcula que el condado _de unos 44.000 habitantes y más o menos del tamaño de Rhode Island_ tiene más de 1.000 cultivos además de los centenares que cuentan con permisos o están en proceso de obtenerlos. El surgimiento de esta actividad ha suscitado críticas entre residentes y propiciado la salida de algunas autoridades del condado que aprobaron el cultivo de la marihuana.
Por su parte, quienes cultivan marihuana en forma legal aseguran que ayudan a la economía local y han advertido que recurrirán a tribunales si intentan frenar sus actividades.
California se apresta a emitir licencias en enero para el cultivo, transporte y venta de cannabis que se destinará al consumo recreativo, casi 20 años después de que el estado autorizara por primera vez el uso de la marihuana con fines medicinales.
El año entrante los agricultores podrán cultivar marihuana para consumo recreativo pero se les exige que obtengan un permiso local antes de que soliciten una licencia estatal, lo que ha suscitado un auge en los condados favorables al cannabis.
El condado Calaveras legalizó en 2016 la siembra de marihuana con fines terapéuticos, con la intención de cobrar impuestos a los cientos de cultivos que aparecieron en la región después de un incendio forestal que destruyó más de 500 viviendas en 2015.
Las autoridades del condado pensaban que recibirían unas 250 solicitudes para cuando terminara el plazo de 2016, pero recibieron 770. Unas 200 solicitudes fueron aprobadas, un número similar fueron rechazadas y otras continúan en proceso de revisión.
La policía del condado recibe parte de los casi 10 millones de dólares en impuestos y honorarios legales que pagan los agricultores autorizados y con esos recursos los agentes combaten los cultivos ilegales, a los que tienen detectados desde el aire.
Las nuevos cultivos de cannabis han permitido el surgimiento de una actividad que ha traído ruido de generadores, luces brillantes en la noche que iluminan jardines, camiones que transportan agua que levantan polvo a su paso hacia los sembradíos, el olor distintivo de la marihuana, así como carpas, remolques y estructuras temporales para el alojamiento de trabajadores inmigrantes. Las tiendas locales de ferretería han surtido ahora sus secciones de jardinería con equipo idóneo para el cultivo de marihuana.
La policía afirma que ha hecho redadas en cultivos donde han encontrado pesticidas prohibidos en Estados Unidos.
“Esto ha cambiado nuestro estilo de vida”, dijo Bill McManus, jefe de una organización que busca prohibir la marihuana en el condado Calaveras. “El impacto ambiental es atroz”.
Hacia el norte, incluso la meca agrícola de la marihuana conocida como el Triángulo Esmeralda, es escenario de agitación política debido a que aumentaron los agricultores que ya comenzaron a cultivar marihuana antes de la legalización.
La Asociación de Cultivadores de California calcula que unos 3.500 agricultores en los condados Humboldt, Mendocino y Trinity han solicitado permisos locales y estarán en posición de recibir una licencia estatal. Otros 29.000 agricultores en los mismos lugares no se han molestado en realizar el papeleo, según el grupo.
El jefe de la policía del condado Mendocino, Tom Allman, se quejó de que las leyes locales que permiten el cultivo son demasiado “amables” y atraen la violencia delictiva, como es el caso del homicidio reciente de un trabajador.
En el condado de Siskiyou, las autoridades declararon el estado de emergencia y solicitaron al gobernador Jerry Brown que les ayude a enfrentar al gran número de marihuaneros (agricultores de cannabis) que han aparecido y que se han hecho de terrenos baratos para cultivar cannabis, aun cuando es ilegal en ese lugar. Dos agricultores fueron arrestados y acusados de haber ofrecido al jefe de la policía del condado Siskiyou, Jon Lopey, un millón de dólares para que dejara en paz sus cultivos.
“Esa cantidad lo dice todo sobre el dinero que se mueve”, declaró Lopey. “La cosecha no queda confinada en el estado. Hay un gran mercado fuera de California al que están abasteciendo”, agregó.
En el condado Calaveras, los electores sustituyeron en enero a cuatro de los cinco supervisores que aprobaron la legalización de la marihuana. La nueva mayoría se ha comprometido a revocar la legalización y a instituir una estricta prohibición. Sin embargo, una votación formal para este asunto fue aplazada varias veces en medio de las amenazas de los agricultores.
“Gran parte de esto es una guerra cultural”, dijo el agricultor Beth Witke. “Estoy harta de que me desmoralicen quienes apoyan la prohibición”.