¿Alguien quiere té para ponerse ‘high’? Conoce a las exitosas emprendedoras de la marihuana

Amanda Jones sabía que su prototipo de té infusionado con marihuana funcionaba cuando su socia de negocios de cayó por la escalera. “Fue un viaje muy agitado al principio”, dice Jones, quien fundó Kikoko en 2015 con Jennifer Chapin.

Estas amigas eran un dúo poco probable para dirigir la compañía bebidas con cannabis que está liderando el mercado en California. Antes del lanzamiento de Kikoko, ninguna de las dos era una usuaria habitual. Tampoco tenían experiencia en la industria: Jones era escritora de viajes y Chapin une ejecutiva de los sectores de tecnología, juegos y alimentos.

Pero como mujeres con una buena posición económica en sus cincuentas, con demasiadas obligaciones personales y profesionales, entendían bien la presión a la que se enfrentan sus contemporáneas. Motivadas por una amiga cercana con cáncer terminal que usaba cannabis para fines medicinales, la pareja prometió encontrar una alternativa que no “le hiciera perder la compostura”, como Jones lo explica. No pasó mucho tiempo para que se dieran cuenta de que a su círculo de amigas –las orientadoras y conejillos de indias elegidas para sus productos– les resultaba complicado encontrar soluciones para una gran cantidad de padecimientos y dolencias relacionados con la mediana edad.

“Nos preparamos para resolver los problemas que nosotras y nuestras amigas estábamos experimentando”, dice Jones, mencionando la ansiedad, la irritabilidad asociada con la menopausia, el dolor crónico y el insomnio como quejas recurrentes. La molécula de THC que se encuentra en la cannabis, mejor conocida por las propiedades psicoactivas que hace que los usuarios se sientan drogados, funciona como un efectivo analgésico en dosis pequeñas y aplicaciones tópicas; la molécula de cannabidiol (CBD) es un poderoso agente antiinflamatorio sin el efecto psicoactivo.

Para cada padecimiento que buscaban tratar, Jones y Chapin tuvieron que encontrar un equilibrio ideal entre los dos. Y así fue, varios años y equipos científicos más tarde, la pareja se halló bebiendo una dosis doble de su más reciente lote, que finalmente había permitido que el THC se dispersara en el agua. “Estaba tan drogada”, recuerda Jones. “Estábamos al teléfono riendo, riendo, riendo. ¡Estábamos celebrando porque funcionaba! Quiero decir, tal vez funcionaba demasiado bien, pero sabíamos que la formulación funcionaba y que sólo teníamos que reducir la dosis”.

A pesar de que la gente ha utilizado la marihuana para tratar problemas de salud por siglos, fue denigrada por los legisladores durante la lucha contra las drogas del presidente Richard Nixon, que comenzó en 1971. Pero a medida que las crecientes evidencias han revelado los beneficios terapéuticos de la planta, las actitudes han cambiado. Con el inicio del siglo XXI, una oleada de países comenzó a descriminalizar la cannabis para uso médico. Y hoy la venta y el uso de cannabis para fines recreativos es legal en Uruguay, Canadá y 11 estados de los Estados Unidos.

Con la ocurrencia de este radical cambio, las mujeres han emergido como consumidoras que estaban siendo pasadas por alto. Se predice que para 2022 el número de usuarias represente la mitad del mercado de la marihuana en Estados Unidos. En una industria cuyo valor estimado es de 146,400 millones de dólares a nivel global para 2025, eso representa una gran cantidad de mujeres que están dispuestas a abrir sus carteras.

Marcas espabiladas están surgiendo para satisfacer la demanda, muchas de ellas dirigidas por el tipo de mujeres a las que buscan servir. Kimberly Kovacs lanzó MyJane, un servicio establecido en California que selecciona y entrega cajas hechas a medida de productos casados en la marihuana. El dúo padre-hija integrado por el Dr. Allen y Ariel Morgan crearon Maxine Morgan, una marca de bienestar que vende pastillas infusionadas con CBD para aliviar el dolor menstrual. Un sinnúmero de nuevos productos sigue llegando al mercado, cada uno de los cuales promete a las mujeres una alternativa natural para sus remedios farmacéuticos usuales.

La veterana de la industria Jeanette VanderMarel tiene una profunda conexión personal con la planta. Su hija murió de una forma rara de epilepsia, de modo que cuando ella y su esposo se enteraron de que la cannabis se estaba utilizando para tratar los ataques, se pusieron a investigar. Tres años más tarde, habían establecido su propia granja de cannabis de 25 acres, The Green Organic Dutchman, que preparó el camino para la producción de cannabis amigable con el medio ambiente y libre de pesticidas.

En 2018, VanderMarel se asoció con un productor que recién había obtenido su licencia dirigido por la ex-ejecutiva de marketing Alison Gordon. El resultado fue 48North, una compañía canadiense dirigida por mujeres que atiende a una clientela exigente con productos premium fabricados con cannabis orgánica y elegante parafernalia relacionada con su consumo.

Cuando Gordon, una devota de la cannabis desde la preparatoria, incursionó en la floreciente industria médica de Canadá en 2013, se enfocó en las negociaciones, pero recuerda, “No me resultaba satisfactorio porque al final del día soy una usuaria de marihuana y tenía una visión del tipo de productos y marcas que podían crearse para mujeres”. Desde que se unió a 48North como co-CEO, ha recaudado cerca de 70 millones de dólares canadienses; ha trabajado con VanderMarel para garantizar una granja al aire libre de 100 acres; y ha generado una comunidad de entusiastas a través de Latitude, un sitio web que comparte historias de mujeres que usan cannabis como una herramienta de bienestar.

Gordon y VanderMarel esperan normalizar el uso de la cannabis como parte de un estilo de vida saludable y responsable. “Para nosotras poder elevarla de las calles, realmente tenemos que romper esos estigmas y mostrarla a las mujeres, seguro conoces a una influencer, celebridad o vecina; todos usan cannabis y todas son exitosas y productivas, y de hecho la están usando para ayudarse a ser todas esas cosas’”, dice Gordon.

Las emprendoras están ganando terreno en la incipiente industria de la marihuana en California.
© Nicole Breanne

En Kikoko, han optado por organizar reuniones de té. La primera de la marca fue en casa de Chapin para agradecer a las amigas bebedoras de té que las habían apoyado a lo largo de la infancia del negocio. El código de vestimenta era vestidos de té y sombreros vintage. Después de una breve presentación de las cualidades medicinales de la planta, se sirvió el producto de Kikoko. “Los decibeles subieron mucho”, recuerda Jones. El éxito arrollador de estos eventos hizo que la pareja publicara lineamientos para organizar una reunión de té con marihuana; y están explorando la idea de fiestas que sean organizadas alrededor del mundo por embajadoras de la marca.

Pero aunque algunas tienen éxito, muchas emprendedoras en la industria de la cannabis están lidiando para superar el sexismo sistémico. Las mujeres ocupan solo el 27 por ciento de los puestos ejecutivos más altos en Estados Unidos, mientras que en Canadá, VanderMarel and Gordon son algo menos común. A medida que la industria adquiere velocidad, los capitales tradicionales provenientes de fondos de inversión dirigidos por hombres han inundado el mercado para perjuicio de las mujeres.

“Simplemente es mucho más difícil para las mujeres encontrar y obtener fondos”, dice Amy Margolis, una abogada convertida en defensora de la cannabis que lanzó la aceleradora de negocios The Initiative para enfrentar la discrepancia de género en la industria. “Ahora mismo este es un espacio en el que se puede ganar terreno. Y mientras mejor cimentado esté un negocio, en teoría, podrá crecer más rápida y estratégicamente”.

Jones señala que la primera regla en los lineamientos de Kikoko es “No estúpidos”. “De hecho, hemos echado para atrás negocios con ciertas personas porque no nos trataron como esperábamos ser tratadas en esta etapa de nuestra vida”.

Sin embargo, el incipiente estado de la industria ofrece esperanza, un borrón y cuenta nueva a partir del cual se puede hacer un nuevo conjunto de reglas más equitativas e inclusivas. “Este es un momento que refleja el espíritu de los tiempos”, dice Gordon. “Es acerca de esta planta femenina, de esta conversación femenina”.

Feministas a lo largo de mucho tiempo, Jones y Chapin no podrían estar más satisfechas de encontrarse a cargo. “Ahora es nuestro turno y haremos las cosas a la manera de las mujeres”, dice Jones.

Con información de Vogue