El activismo del cannabis en Japón es algo que no mucha gente considera. Debido al hecho de que la nación tiene leyes muy estrictas y una historia de cero tolerancia en cuanto al cannabis, muchos sienten que incluso el la descriminalización o el uso del cannabis medicinal en dicho país es una causa perdida. Pero en realidad, el cáñamo y el cannabis siempre han sido parte de la cultura japonesa, y muchos están empezando a luchar contra los estereotipos injustos.
Según el sitio web japanhemp.org, el cannabis se ha cultivado en Japón desde la era neolítica (10.000-300 aC) y el cáñamo era una fuente importante de fibra e importante en la confección de ropa en todo el país. El cáñamo también solía ser utilizado en muchas ceremonias religiosas, y generalmente se celebraba como una planta útil y positiva adición a la cultura.
Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas de ocupación aprobaron la Ley de Control de Cannabis para asegurar que las tropas de ocupación no fumaran. Esta ley terminó transfiriéndose a Japón, y la sustancia se convirtió en ilegal.
Hoy en día, el cannabis sigue siendo mal visto en muchas sociedades, en parte debido a la desinformación. Dado que el cannabis es tan tabú, muchos no entienden la diferencia entre la sustancia y las drogas duras como la cocaína, la heroína y otras drogas.
Afortunadamente, ha habido un aumento en el activismo del cannabis, esto se debe a que gran parte ciudades en el mundo comenzaron a legalizar y despenalizar la planta. Activistas como Saya Takagi, actriz y cantante, y Nao Yamamoto, que enseña civismo en la Universidad de Bukkyo en Kyoto, han comenzado a hacer escuchar sus mensajes, y están recibiendo atención fuera de su país, incluso recientemente han dado algunas palabras para la revista High Times y para Reuters.
Cualquier tipo de legalización, o incluso de descriminalización, todavía parece estar en un futuro lejano para Japón, pero a medida que las voces de disidencia empiezan a sonar contra la prohibición tanto en Japón como en otras partes del mundo, la presión para sensibilizar estrictas leyes sobre las drogas es mayor.