Industria de la marihuana hunde la mafia del hachís en España

La ingente cantidad de marihuana cosechada en Granada, España no abastece solo esa provincia: se exporta también a Holanda e Inglaterra

La película ‘Bajarse al Moro’, estrenada en el año 1989, narraba las peripecias de una pareja antes, durante y después de viajar a Marruecos para comprar hachís y posteriormente venderlo en España, multiplicando su precio por cinco o seis. Verónica Forqué, Antonio Banderas y Juan Echanove escenificaron una realidad muy presente en aquella España de la década de los ochenta, donde el hachís entraba con demasiada facilidad en Andalucía. Aquella industria no cesó de hacer dinero. El ‘chocolate’ ya no solo se quedaba aquí, en el sur de Europa; también ponía rumbo a otros países del viejo continente, sobre todo a través de la A-92. Hoy, la industria del hachís se ha convertido en algo casi anecdótico a causa del importante auge de los cultivos de marihuana. En este año 2017, la Guardia Civil se ha incautado ya de 950 kilos de marihuana y 83.500 plantas, mientras la Policía Nacional, según datos del Ministerio del Interior, ha alijado 13.000 plantas y cien kilos de cogollos preparados para su venta. Si las plantas se traducen a peso (por cada cien se obtienen 2,5 kilos), la suma completa arrojaría la cifra de 3,46 toneladas de marihuana alijadas en Granada hasta el 1 de noviembre. En ese mismo período de tiempo, el hachís acumulado apenas sumaba los 290 kilos. Dicho de otra manera, la industria de la marihuana produce doce veces más cantidad de droga que la del hachís, algo impensable hace sólo cinco o seis años.

«El hachís está empezando a convertirse en una droga cada vez de menor presencia debido a la gran producción de marihuana que hoy por hoy no sólo abastece a Granada y muchas otras provincias, sino que también se exporta a otros países europeos. Tenemos un problema serio», apunta el fiscal coordinador Antidroga de Granada, Luis Salcedo.

De lo que ya prácticamente nadie duda es de que el hachís, que siempre había sido un negocio floreciente a ambos lados del Estrecho de Gibraltar, está empezando a dar signos de notable debilidad ante el empuje del cultivo ilegal de marihuana en España. Particularmente en Granada, que año tras año confirma su liderazgo nacional en la producción de esta droga. Lo reconoce la propia Fiscalía General del Estado en su última memoria de actividades, referente al año 2016. «Podemos destacar la notable proporción de los derivados del cannabis, y, dentro de ella, una eventual disminución del hachís en favor de la marihuana, tanto ya procesada como, especialmente, el muy importante aumento de las plantaciones de cannabis en nuestro propio país».

En este sentido, el documento explica que en el conjunto de España las incautaciones de hachís han descendido casi un 15%, mientras que las de ‘maría’ casi se duplican (se han incrementado en un 90,76%), lo que da una idea bastante clara del vuelco que se está produciendo.

La propia Guardia Civil, en las diligencias de la última macrooperación, contra el cultivo de la marihuana, bautizada como Tarquinal, que permitió desarticular una organización criminal en Alhendín dedicada a la exportación de esta droga a Holanda, se lo advierte al juez instructor: «El cultivo intensivo puede producir cuatro cosechas anuales y el kilo en el mercado ronda los 1.500 euros; la inversión en la instalación es reutilizada una y otra vez lo cual resulta altamente rentable, si a ello unimos que este valor se multiplica entre 5 y 10 dependiendo del país de destino, lo que hace que los beneficios sean increíbles».

En esta operación con 51 detenidos, 271 kilos de marihuana alijados y 46 coches de alta gama intervenidos, los investigadores informaron de lo siguiente en las diligencias, unidas al sumario del caso: «Las organizaciones criminales, con contactos en distintos países, adquieren en la provincia de Granada entre los cultivadores pequeñas cantidades, que oscilan entre los cinco y veinte kilos (producción media de una plantación tipo), que una vez envasada al vacío es ocultada y transportada a países demandantes. Es difícil cuantificar las cantidades que exportan, pero podríamos inferir toneladas».

El porqué del hundimiento de la industria del hachís en favor de la de la marihuana es claro. «El riesgo asumido por el traficante es mucho menor y los beneficios son superiores», señala el inspector, jefe del grupo V de Menudeo de la Policía Nacional, quien prefiere obviar su nombre por razones de seguridad. «El 90% de nuestras incautaciones son de marihuana. Y estamos detectando que quienes antes se dedicaban al tráfico de hachís ahora hacen lo propio con la marihuana».

El capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Granada, quien también omite su nombre por seguridad, apunta que en Granada se está exportando marihuana a otros países a través de organizaciones perfectamente estructuradas. «Tienen redes de pequeños cultivadores a quienes les compran la producción que posteriormente venden en otros países. La operación Tarquinal que hicimos en Alhendín es un claro ejemplo de cómo funcionan».

Expertos en cultivos

No sólo eso, sino que estas mafias cada vez están más especializadas en la obtención de mejores cultivos. «En la operación anterior (Tarquinal) nos encontramos con que los jefes de la organización se encargaban de comprar sólo marihuana de gran calidad. Tenían como un departamento de calidad», explica el capitán del instituto armado. «Nos estamos encontrando con droga con un porcentaje de THC (el principio psicoactivo del cannabis) de un 20%, que triplica el del hachís, cuando lo habitual siempre ha sido una concentración de THC de entre el 2% y el 3%. Es decir, si la gente antes fumaba hachís porque tenía un THC superior al de la marihuana, ahora, gracias a la manipulación de las semillas, han logrado triplicar el del hachís. Esto puede convertirse en un importante problema por los efectos adversos para la salud mental de muchos jóvenes amenazados por los brotes psicóticos generados por el consumo de esta sustancia», advierte el fiscal Luis Salcedo.

Las operaciones policiales desarrolladas en la zona norte de Granada contra estos cultivos y el fraude en el suministro eléctrico ha generado una consecuencia directa. «Muchos cultivadores han abandonado el distrito norte de la ciudad y se están asentando por el Área Metropolitana para intentar pasar más desapercibidos», dice el inspector, jefe del grupo de Menudeo de la Policía Nacional. Este agente distingue entre tres tipos de personas vinculadas al cultivo de la marihuana: «El jefe de un clan que dispone de muchos pisos plantados de esta droga, los pequeños cultivadores que sacan tres o cuatro cosechas al año, y los del nivel más bajo, que viven con sus familias en viviendas en las que dedican una o dos habitaciones a cultivar marihuana».

Los efectos colaterales

La ingente cantidad de yerba que se produce en la provincia de Granada está generando problemas serios a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Sin ir más lejos, a principios de este año fallecieron dos personas en el Polígono de Cartuja y en la barriada de La Paz por ajustes de cuentas vinculados, de una u otra forma, a la marihuana. Los secuestros y extorsiones, así como los ajustes de cuentas entre las mafias dedicadas al tráfico de marihuana, son permanentes una semana sí y otra también. Un ejemplo. El pasado lunes 18 de septiembre, un vehículo con tres personas se cruzó delante de una ambulancia en una carretera comarcal de Fuente Vaqueros, obligándola a parar. Del asiento de atrás sacaron a un hombre de 42 años con un disparo en la ingle y lo montaron en el vehículo sanitario. Este individuo, con un amplio currículo delictivo, había sido señalado una semana antes como sospechoso, junto a otras personas, de un robo de 40.000 euros presumiblemente vinculado a una compraventa de marihuana.

Los últimos datos publicados del Ministerio del Interior, referentes a 2016, registran 14 homicidios dolosos (con intención clara de matar a la víctima) en grado de tentativa. La mayoría estuvieron vinculados a ajustes de cuentas por vuelcos de marihuana, asuntos de faldas o violencia de género. También hubo un incremento notable en los delitos por lesiones, que han sumado en todo 2016 un conjunto de 1.967 casos frente a los 1.938 del año anterior. Sin olvidar los 76 robos con violencia en domicilios.

Además de los efectos derivados por las acciones de las mafias vinculadas con la marihuana, no se puede dejar de lado la sustracción ilegal del suministro eléctrico. «El 11% de la defraudación de luz en Granada es por los cultivos de la marihuana, y el 79% restante es cometido por el sector industrial. Con toda esta bolsa de fraude, se podría iluminar gratis la ciudad durante 45 días». Las palabras son de Álvaro Sáez (nombre ficticio), jefe técnico de operaciones de Endesa, encargado de vigilar los enganches ilegales a la luz vinculados con esta droga. «Un piso cultivado de marihuana consume lo mismo que ocho viviendas. En algunos casos nos hemos encontrado consumos similares al de dos bloques de pisos. Este fraude al final lo pagamos todos los ciudadanos de nuestro bolsillo», concluye antes de señalar las importantes inversiones efectuadas por Endesa para evitar los apagones en distintas barriadas de la ciudad y otros municipios de la provincia.

Si el director de cine Fernando Colomo tuviera que volver a rodar una película similar a ‘Bajarse al Moro’, quizá cambiaría el hachís por la marihuana y la palabra Moro por Granada.

Fuente Ideal